La Cuba libre aclama al Papa
La reaparición del Papa en el Vaticano tras su operación intestinal de días atrás se convirtió ayer en un homenaje al pontífice de esa Cuba que sí pudo huir del infierno castrista y que practica en libertad un catolicismo sin complejos ni miedo al repudio social en la isla. Durante el Angelus, Francisco dijo alto y claro que «estoy cerca de quienes sufren en Cuba». Y no son pocos, porque el de Díaz-Canel es el régimen de la represión por excelencia, excepción hecha de Corea del Norte. Hacer ondear banderas cubanas en plena plaza de San Pedro equivale a una petición internacional –y desesperada– de paz y concordia en un régimen que ni siquiera conoce el significado de esos conceptos desde hace ya sesenta años. El Gobierno cubano es más de perseguir a los opositores, de encarcelamientos masivos, y de torturar al disidente. Por eso es relevante que, sea en San Pedro o sea en el Congreso de los Diputados español, se diga con la misma claridad con la que habló Francisco que Cuba sí es una dictadura.