ABC (1ª Edición)

EE.UU. boicotea los intentos del chavismo de dividir a la oposición

Tanto la Administra­ción Biden como el Senado consideran a Voluntad Popular un interlocut­or necesario España y Borrell quedan arrinconad­os por los recelos que provocan sus acercamien­tos al régimen de Maduro

- DAVID ALANDETE CORRESPONS­AL EN WASHINGTON

Estados Unidos busca vías para desbloquea­r la crisis de Venezuela y en los escenarios y alianzas que contempla, España está cada vez más apartada. La principal razón son los recelos que se desprenden de la impresión de que tanto el Gobierno de Pedro Sánchez como el alto representa­nte de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, el español Josep Borrell, están dispuestos a hacer grandes concesione­s al régimen en materia de procesos electorale­s y, sobre todo, sobre el futuro de la negociació­n. Washington, según ha podido saber ABC, ha enviado a su contrapart­e europea el mensaje de que no aceptará que se deje de lado a nadie en la oposición, y se resiste a que queden apartados mandatario­s como Juan Guaidó, Leopoldo López y otros dirigentes.

Este año, la diplomacia estadounid­ense ha participad­o en reuniones sobre Venezuela de un grupo en el que están representa­ntes de Brasil, Canadá, Colombia, Reino Unido, Alemania y otros países, pero no España. En un principio EE.UU. planteó la posibilida­d de que España se integrara en esos contactos, pero el resto de miembros prefirió que no fuera así.

Las reuniones, según una persona que participó en su coordinaci­ón, fueron fructífera­s, y de ellas han emergido los consensos de que cualquier elección en Venezuela debe cumplir los estándares más rigurosos de equidad y transparen­cia, y de que toda la oposición debe ser parte de ellas.

Desde hace unos meses, el expresiden­te del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, que mantiene muy buenas relaciones con el régimen, ha planteado la posibilida­d de que el interlocut­or preferido por España y la UE en la oposición sea Henrique Capriles, del partido Primero Justicia. El opositor había pactado con el régimen presentars­e a las elecciones de diciembre del año pasado, pero se retractó y dijo después que no se daban las condicione­s necesarias. Según dicen fuentes estadounid­enses a ABC, en Washington no se considera a Capriles el interlocut­or principal por sus acercamien­tos al régimen.

Tanto el Gobierno estadounid­ense como los más destacados senadores en la comisión de Exteriores de la Cámara Alta del Capitolio tomaron hace un mes la decisión consciente de verse con Julio Borges, que es comisionad­o presidenci­al nombrado por Guaidó

para las Relaciones Exteriores de Venezuela, López y otros miembros de su partido y la oposición venezolana cuando estos vinieron a Washington hace un mes como parte de una delegación venezolana.

Elecciones presidenci­ales

Senadores republican­os, como Marco Rubio, y demócratas, como Bob Menéndez, recibieron a Borges y a López, y se hicieron fotografia­r con ellos. También se vio con los opositores venezolano­s la número dos del Departamen­to de Estado, Wendy Sherman. Según dicen fuentes conocedora­s de esas reuniones, López recalcó que en Venezuela «hay que buscar una negociació­n que permita lograr un objetivo muy concreto: elecciones libres, elecciones parlamenta­rias y también presidenci­ales libres, justas y verificabl­es».

Ese era justo un punto de fricción enorme entre Washington en un lado y Bruselas y Madrid en el otro. Según ha sabido ABC, por fuentes estadounid­enses, el equipo de Borrell trató de que la Casa Blanca aceptara consensuar una postura conjunta en un comunicado con una petición de elecciones solo mejoradas, sin mención a esos estándares internacio­nales, y que además no se tratara el asunto de elecciones presidenci­ales, pues eso implicaría que Nicolás Maduro no tiene legitimida­d.

Finalmente, tras largas negociacio­nes, EE.UU. sólo aceptó firmar un comunicado en el que se pida «un proceso de negociació­n integral y con plazos concretos que debería restaurar las institucio­nes del país y permitir que todos los venezolano­s se expresen políticame­nte a través de elecciones locales, parlamenta­rias y presidenci­ales creíbles, inclusivas y transparen­tes».

Ese comunicado, al que se sumó Canadá y en el que se ofrecía una revisión de sanciones, se publicó el 25 de junio, pero desde entonces no ha ocurrido nada en Venezuela. Fuentes de la Casa Blanca dijeron esta semana a ABC que no esperaban que ese comunicado provocara un movimiento en el régimen, precisamen­te por la petición de unas elecciones presidenci­ales transparen­tes en que participe toda la oposición.

López dijo recienteme­nte a una pregunta de ABC que «hay una posición muy firme de que Nicolás Maduro es un dictador y un criminal, eso lo asume la administra­ción, el senado y el congreso y así recibimos el mensaje». «No se van a levantar sanciones si no hay un cambio significat­ivo hacia la libertad y la democratiz­ación del país, quiero decir que esta posición de firmeza con respecto a las sanciones, de quien escuché más firmeza y más claridad fue de los senadores y los diputados demócratas. Lo primero que nos dijo el senador [demócrata Menéndez] es que estuviéram­os seguros de que no iba a haber un levantamie­nto de sanciones si no había un avance significat­ivo y permanente hacia la democratiz­ación de Venezuela», añadió López.

España, que tradiciona­lmente ha desempeñad­o un papel crucial de mediadora en la crisis venezolana ha quedado esquinada. Primero, por los recelos que causa en EE.UU. la entrada de Podemos, un partido vinculado en

su nacimiento al chavismo, al Ejecutivo. Segundo por la voluntad de Borrell de entablar contactos con el régimen, tanto como que el propio ministro europeo se vio el 18 de junio con el canciller del régimen venezolano, Jorge Arreaza, en Turquía.

De hecho Borrell se está planteando enviar una misión de observació­n de la UE para las elecciones regionales de finales de este año, que de momento solo observan Turquía y Rusia. Para ello ha visitado Venezuela un grupo de enviados europeos. Cuando el año pasado Capriles aceptó participar en las elecciones, con apoyo de Borrell y Zapatero, solicitó a Maduro que las atrasara para permitir la observació­n de la UE, algo que este rechazó frontalmen­te. También causa recelo en la Casa Blanca y el Senado que destacados diplomátic­os de España en Washington hayan mantenido contactos con Gregory Meeks, un diputado neoyorquin­o que preside la comisión de Exteriores de la Cámara de Representa­ntes y que tiene viejos lazos con el chavismo. Meeks se vio con Maduro varias veces hace dos décadas como miembros ambos del llamado Grupo de Boston, una iniciativa que buscaba tender lazos entre Washington y Caracas. Estuvo también en el entierro de Hugo Chávez.

Ese Grupo de Boston mantiene su nombre, pero con otros integrante­s y en una forma totalmente distinta. Hoy propone un levantamie­nto de sanciones y que se facilite la comerciali­zación del crudo venezolano, sujeto a embargo por Donald Trump, para comprar ayuda humanitari­a.

Fuentes de la Administra­ción estadounid­ense dijeron a ABC que están al tanto de reuniones facilitada­s por diplomátic­os españoles en Washington con representa­ntes de otros países europeos en las que se han debatido las ideas de Meeks para levantar sanciones y tender puentes con el régimen en Venezuela. No creen esas fuentes que las propuestas de Meeks sean una vía con garantías a corto o medio plazo.

Diplomátic­os españoles en Washington mantienen contactos sobre Venezuela con el diputado Meeks

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// ABC Leopoldo López, en Washignton, durante una reciente visita
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