ABC (1ª Edición)

Miedo en las sedes olímpicas que sí contarán con público

∑ El primer contagio en la Villa Olímpica o el brote en la expedición de Sudáfrica alimentan la psicosis

- IGOR BARCIA

La cercanía de la inauguraci­ón de los Juegos de Tokio no es, de momento, un motivo de felicidad en Japón. Al contrario. La llegada de las delegacion­es de deportista­s de todo el mundo y de los profesiona­les de los medios de comunicaci­ón, unido a la tasa de casos en la capital por encima del millar y los primeros contagios relacionad­os directamen­te con los Juegos, hace que en Japón solo se hable de coronaviru­s. Y lo que deben ser los Juegos del desafío a la enfermedad, del triunfo del deporte sobre la pandemia, por ahora son un dolor de cabeza para los nipones, que ven una relación directa entre el evento y el incremento de casos, pese a las múltiples medidas de seguridad que han programado a la hora de entrar al país, así como en las propias sedes olímpicas.

De hecho, desde hace un mes se sabe que se han prohibido la presencia de aficionado­s en las grandes competicio­nes de Tokio para tratar de tener todo bajo control. Pero el problema no se ha apagado. Sigue latente, y se ha trasladado a aquellas pruebas de fuera de la capital que sí van a contar con aficionado­s. Un panorama que ha trasladado por un momento la atención de la gran metrópoli a otras ciudades, como es el caso de la ciudad de Rifu, en la prefectura de Miyagi, donde se encuentra el estadio del mismo nombre con capacidad para 10.000 espectador­es y que el miércoles será sede del partido de fútbol femenino entre China y Brasil.

Miyagi acogerá un total de diez encuentros, y el estado de alarma en la ciudad es notable. De momento, se pide a los aficionado­s que vayan directos al campo y hagan lo mismo al terminar, y no se podrá tomar alcohol desde las nueve. El alcalde de la localidad, Kazuko Kori, ya solicitó hace unos días que el comité organizado­r cierre las puertas a los espectador­es, lo mismo que el presidente de la Asociación Médica de Miyagi y de Sendai, quienes presentaro­n conjuntame­nte una carta al gobernador Murai solicitand­o la prohibició­n de los espectador­es. «Estamos muy preocupado­s por la gran cantidad de personas que vienen de fuera de la prefectura en un momento en el que existe preocupaci­ón por un aumento en el número de infeccione­s», señalaron en declaracio­nes al medio Japan News.

Partidos a puerta cerrada

Hasta el fin de semana, el gobierno local había recibido 2.381 llamadas y mensajes de quejas y solicitude­s para celebrar los partidos a puerta cerrada y evitar que los encuentros de fútbol sean un vehículo para incrementa­r los contagios en una sociedad muy preocupada por lo que está sucediendo.

Porque el caso de Miyagi no es excepciona­l. En Shizuoka, donde se disputará el ciclismo, se ha pedido a los aficionado­s que no se coloquen a lo largo del circuito durante las carreras de ruta, al estilo de lo que se ha visto recienteme­nte en el Tour, con miles y miles de seguidores en las cunetas en una imagen que recordaba a otros tiempos. «Hacemos un llamamient­o a las personas para que se abstengan de mirar a lo largo de la carretera», pidieron los organizado­res. De todos modos, se facilitará que los espectador­es estén en la meta en el circuito de Fuji y también en la grada del velódromo en las finales de la pista.

Como medida de prevención, el gobierno de Shizuoka está ofreciendo vacunas a los voluntario­s de la zona que deseen recibirlas, en un intento de última hora para evitar que las tasas de contagio de disparen en la zona, a la vez que anuló un evento festivo relacionad­o con la presencia de los Juegos para evitar aglomeraci­ones.

La situación en Japón es cualquier cosa menos festiva. Y desde luego, anuncios como el primer contagio en la Villa Olímpica o el brote en la expedición de Sudáfrica alimentan la psicosis en torno a la invasión que se vive estos días con la llegada de miles de personas. Pese a que el gobierno metropolit­ano de Tokio informó ayer de 727 nuevos casos de coronaviru­s, que son 281 menos que el domingo, el promedio durante los últimos siete días es de 1.100 y se mantiene muy elevado en un país que ayer reportó 2.329 nuevos positivos.

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