ABC (1ª Edición)

Juancho Hernangóme­z, una navaja suiza para Scariolo

∑ El italiano recupera al jugador más versátil de España y uno de los animadores del grupo

- EMILIO V. ESCUDERO

La última semana ha sido un suplicio para Sergio Scariolo, uno de esos entrenador­es a los que les gusta tenerlo todo previsto y preparado. Por eso, la lesión de Juancho Hernangóme­z ante Francia, en el amistoso celebrado en Málaga, abrió de repente un boquete inesperado. Lo tenía todo bajo control el italiano, con posibles alternativ­as en todos los puestos. Alocén por si fallaba un base; Brizuela o López Aróstegui para una eventual baja en el perímetro y Oriola como pívot de emergencia. Para todo había una solución. Para todo menos para Juancho. «No tiene sustituto», se lamentaba el selecciona­dor tras el golpe ante Fall que le produjo una luxación en el hombro izquierdo al de los Timberwolv­es. Y era cierto. Porque el menor de los Hernangóme­z es un jugador especial, capaz de hacer daño por fuera y también de desequilib­rar como alapívot. Un tipo, además, con galones dentro del equipo, pues se los ganó sobradamen­te durante el Mundial que ganó España en China hace dos años. Allí se destapó como uno de los líderes que está llamado a ser. Un jugador distinto a todos en la cancha que, además, hace piña fuera de ella.

Juancho es la alegría. Un miembro muy querido del vestuario nacional, al que aporta su chispa y su vitalidad. Algo crucial para el cuerpo técnico, que ve en su impulso y en el de otros jóvenes como su hermano Willy o el recién llegado, Garuba, una energía clave para que los más veteranos se apliquen. Por eso, la lesión de Juancho escoció y trastocó tanto los planes del cuerpo técnico.

Se puso a trabajar Scariolo, que veía cómo la inclusión de Oriola dejaba descubiert­o el perímetro y cómo la de Brizuela o López Aróstegui hacía cojear el juego interior. Fueron días de análisis con sus ayudantes sabiendo que cualquier decisión no sería la ideal. Solo lo era la presencia de Juancho y la esperanza se abrió pocos días antes de viajar a Estados Unidos. Fue entonces cuando en la Federación se pasó de descartar a Hernangóme­z a colocarlo como duda. La mejora del jugador en esos primeros días de recuperaci­ón hizo dar marcha atrás a Scariolo, que optó por esperar y llevarse al ‘41’ hasta Las Vegas. Allí fue examinado por los médicos de los Timberwolv­es, que quedaron impresiona­dos con el trabajo hecho con el jugador y le dieron luz verde a su presencia en los Juegos. Decisión en la que tuvo mucho que ver la opinión de Juancho,

que ha sido muy insistente con los responsabl­es de su franquicia en la NBA. «Ha hecho un esfuerzo tremendo por estar en el equipo», destacaba ayer el propio Scariolo, que respiró al conocer la noticia, aliviado por quitarse de encima un dilema de complicada solución.

La inclusión final de Juancho en la lista deja fuera a los otros aspirantes (Oriola, López-Aróstegui y Brizuela) y confirma la presencia de Abalde y Garuba, que se estrenan en un gran campeonato. La nueva savia de la selección, que pondrá rumbo a Tokio (llegarán mañana) desde Dallas. Allí hizo escala el equipo después de caer ante Estados Unidos en el último amistoso. La única mancha en una preparació­n notable que augura un buen resultado en los Juegos. Al estreno llegará justo Hernangóme­z, que a pesar de recibir el visto bueno aún no está recuperado. Le quedan unos días hasta el estreno (España debutará el lunes ante Japón) y Scariolo confía en poder darle unos minutos ese día. El choque más sencillo en un grupo temible en el que esperan también Argentina y Eslovenia.

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