«Cataluña es el punto negro de Europa y debe hacer autocrítica»
La infectóloga cree que la Generalitat precipitó la reapertura sin calibrar el potencial de contagio de la cepa Delta
Pudo ser un verano sereno, previo a la conquista de la inmunidad de grupo y al control de la pandemia tras un año de marea epidemiológica, pero se desató la tormenta perfecta y los hospitales catalanes están de nuevo al borde del colapso. La doctora Judit Villar, adjunta del Servicio de Enfermedades Infecciosas y coordinadora de los protocolos de actuación Covid del Hospital del Mar de Barcelona, es muy crítica con la gestión que se ha hecho de esta última ‘cornada’ del virus.
Acusa a la Generalitat de falta de previsión y de haber autorizado una reapertura abrupta en un momento en el que no se había alcanzado suficiente inmunidad y circulaba una variante altamente contagiosa. «No podemos seguir diciendo ‘nos ha pillado’. Ya sabíamos, por Gran Bretaña, que la variante Delta que venía era mucho más contagiosa. Estamos como en marzo y eso no puede tolerarse», dice Villar, que también es responsable de la Unidad de Vacunación Internacional del hospital barcelonés. «No puede ser que Cataluña sea el punto negro de Europa. No se está haciendo autocrítica», asegura la experta.
—¿En qué situación está su hospital?
—En una preocupante. En estos momentos hay 170 hospitalizados por Covid y 22 en la UCI. Hay cinco plantas enteras dedicadas a Covid y tenemos a setenta profesionales de baja. —La Generalitat espera que en apenas diez días las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) se desborden y, en total, hay ya 1.400 profesionales sanitarios de baja. ¿Por qué se ha llegado a esto?
—Se hizo una reapertura demasiado rápida. Quitar las mascarillas en exteriores ha llevado a que en espacios cerrados o en grupos se tome también con más laxitud esa medida, cuando tenemos circulando una variante altamente contagiosa y mucha gente sin vacunar. No podemos seguir diciendo ‘nos ha pillado’. Sabíamos lo que pasaba en Gran Bretaña y que el virus que circularía sería mucho más contagioso. Estamos en algún sentido como en marzo, sin capacidad de hacer estudios de contactos, ambulatorios y hospitales colapsados centrados solo en Covid, quirófanos cerrados… no puede tolerarse esta situación.
—¿Por qué Cataluña está peor que otras comunidades?
—Eso deberían preguntarse las autoridades sanitarias catalanas porque la variante Delta circula por toda España y aquí estamos mucho peor. Se explica por varias razones. Cataluña fue una de las regiones con más restricciones al ocio y la hostelería; se ha pasado de esto a autorizar conciertos con 20.000 personas. Se entiende que determinados sectores tengan necesidad de recuperar la actividad, pero la situación no era la adecuada y el resultado final tampoco será bueno para ellos, ya que deben volver a cerrar. No se tomaron las decisiones correctas y la gente se ha relajado con un virus más contagioso. Cataluña debería hacer más autocrítica. Había
«Los que no se vacunan deben saber que con su decisión contribuyen a colapsar la sanidad y a la crisis económica»
soluciones y no se llevaron a cabo. —¿Qué les diría a las personas de 40 años que están en la UCI y que deberían estar vacunadas y no lo están?
—Les dejaría claro la responsabilidad que tienen a nivel social y sanitario. Les diría que cuando deciden no vacunarse contribuyen a colapsar el sistema y a la crisis económica, al enlentecer la vuelta a la normalidad.
—¿Por qué no se han vacunado?
—Estamos viendo a muchos pacientes de entre 40 y 50 años que minimizan el impacto de la enfermedad. También personas que no han querido vacunarse. Si queremos alcanzar la inmunidad de grupo, los mensajes deben dirigirse ahora a esos colectivos. —Los sanitarios llegan a esta quinta ola con la ‘resaca’ de las anteriores y si haber podido descansar. ¿Con qué ánimo afronta usted este verano?
—Las plantillas están agotadas física y psicológicamente. Hay una sensación generalizada de fatiga y desmotivación. En la primera ola trabajábamos sin descanso porque nos sorprendió una pandemia mundial que noqueó el sistema. Ahora, la sensación que tenemos es la de que nos toca volver a trabajar por las malas decisiones políticas; junto a la desidia y la irresponsabilidad de la gente.