El Papa permite a Biden comulgar pese a consentir el aborto
► Mantuvieron ayer el encuentro más largo entre un Pontífice y un presidente de EE.UU.
A lo largo de un cordial encuentro privado de hora y cuarto con el Papa Francisco –un nuevo récord respecto a los 50 minutos que ‘marcó’ Barack Obama–, el presidente Joe Biden restableció ayer la sintonía de Estados Unidos con el Vaticano, dejando atrás los desencuentros de la etapa de Donald Trump. Sumando los saludos iniciales con la primera dama y el intercambio final de regalos, Biden y el Papa compartieron una hora y media en un clima de simpatía mutua. La posterior reunión del presidente con el secretario de Estado Pietro Parolin se alargó también mucho más de lo previsto.
El acuerdo es pleno en cuanto al modo de hacer frente al cambio climático y aliviar la pandemia en los países pobres. No lo hay en otros dos terrenos. Por eso, el Papa invitó al mandatario norteamericano a mejorar su acogida a los refugiados y a evitar la escalada de tensiones militares que mantiene con China. Al término del encuentro privado, Francisco regaló a Biden varios documentos papales, incluido el último ‘Mensaje Anual de la Paz’ y el documento sobre la Fraternidad Humana, suscrito en Abu Dabi con Ahmed Al-Tayyeb, el gran imán de la Universidad de AlAzhar,
referente teológico de mil doscientos millones de musulmanes chiíes. El mensaje era evidente. Entre los regalos de Biden destacó uno muy personal: una «moneda-medalla de mando», dijo, que lleva al dorso una referencia de la Guardia Nacional de Delaware en la que sirvió como capitán su hijo Beau Biden, fiscal general del estado de Delaware, quien falleció de un tumor cerebral en 2015 a los 46 años. Biden confesó: «A mi hijo le hubiera gustado que se la regale porque usted es el mayor combatiente por la paz que he visto jamás». Y añadió bromeando: «Según la tradición, la próxima vez que le vea, si usted no la conserva, le toca pagar las copas». Francisco se reía a carcajadas.
Acción por el clima
El Pontífice urgió a Biden y a los líderes mundiales una acción «radical» en la cumbre del clima que se celebrará en los próximos días en Glasgow. Según el comunicado de la Casa Blanca, Biden «agradeció a Su Santidad su esfuerzo a favor de los pobres y las víctimas del hambre, los conflictos y la persecución. Elogió el liderazgo de Francisco ante la crisis climática y su campaña para asegurar el final de la pandemia para todos compartiendo las vacunas». Además, «dio las gracias al Vaticano por hablar a favor de las personas detenidas injustamente, incluyendo Venezuela y Cuba. Los líderes se han comprometido a continuar usando sus voces en favor de la libertad personal y religiosa».
Joe Biden y su esposa Jill llegaron al Vaticano en una mañana de sol radiante y subieron enseguida a la biblioteca privada del Papa, que acababa de recibir al presidente de Corea del Sur Moon Jae-in, muy interesado en propiciar un viaje de Francisco a Corea del Norte por el bien de la paz. La primera dama vestía de riguroso negro con un pequeño velo, que el protocolo ya no exige pero sigue siendo muy utilizado. Era el trigésimo primer encuentro de un Papa y un presidente norteamericano, pero tan solo el segundo con un presidente católico, desde la visita de John F. Kennedy en 1963.
Aunque estos encuentros no abordan asuntos de política interior, Biden y el Papa comparten un curioso problema. Dos docenas de obispos conservadores ‘trumpianos’ muy politizados les atacan sin descanso e incluso dicen que el presidente es ‘proaborto’ y no debería comulgar. El cardenal de Washington, Wilton Gregory, se ha manifestado rotundamente a favor de darle la comunión y contra los que politizan un sacramento.
Por la tarde, el presidente reveló que el Papa le ha animado a seguir recibiendo la comunión y a que ignore a los obispos. Francisco le animó a mejorar la acogida a los refugiados, un terreno en que el margen de maniobra de Biden resulta escaso en un país muy crispado por batallas internas.
«Usted es el mejor combatiente por la paz que he visto. Mi hijo querría que tuviese su medalla»