La rehabilitación de Dexter, el forense asesino ávido de sangre
Una década después de su polémico final, Movistar+ estrena ‘Dexter: New Blood’, con el actor Michael C. Hall
El asesino en serie favorito de EE.UU. vuelve a la televisión tras años de silencio. Con Michael C. Hall de nuevo a los mandos del inolvidable Dexter, su forense psicópata deja atrás Miami y se esconde en Nueva York. La buena noticia es que no ha matado a nadie en una década; la mala, que sus habilidades con el cuchillo siguen siendo excelentes. «Regresamos en el momento adecuado. El mundo se encuentra en un ovillo de verdades y mentiras, donde Dexter se mueve a la perfección porque sabe funcionar dentro de esa zona gris que nadie ve. Es un villano, pero también víctima de abuso», explica el actor, que estrena hoy ‘Dexter: New Blood’ en Movistar+.
En la serie original, emitida entre 2006 y 2013, Hall interpreta a una especie de Jekyll y Hyde, forense de día y asesino de noche, especializado en perseguir a criminales que de alguna manera habían evadido la Justicia. «‘Dexter: New Blood’ es diferente porque cuando debutamos por primera vez no había expectativas. Ahora que su secreto ha salido a la luz, la trama de la serie ha cambiado. Es el mismo personaje dentro de una estructura completamente distinta».
Con un final que no contentó a sus seguidores, Hall reconoce que estos capítulos son una forma de redención. «Que el final fuera tan abierto como insatisfactorio motivó el regreso y revisitar al personaje después de todo este tiempo para descubrir más», dice Hall. La nueva serie no es una novena temporada, sino una nueva. «Había un deseo de contextualizar a Dexter y encontrarlo en otro lugar. Tanto material como internamente, espiritual y psíquicamente, teníamos que mantener algún sentido de tejido conectado con quien sabíamos que era el personaje».
Los diez episodios de ‘Dexter: New Blood’ se desarrollan a lo largo de 17 días durante el invierno gélido, que permite ese contraste entre la sangre y la nieve. En este mundo es un simple comerciante, que no ha matado en una década tratando de vivir una vida tranquila.
La ficción está dirigida por el creador de la original, Clyde Phillips, que escribió y produjo las primeras cuatro de sus ocho entregas, y el director Marcos Siega, clave en la tercera y cuarta temporada. «No sé si hubiera participado en la serie sin ellos», cuenta el protagonista.
Dexter podrá haber dejado un rastro de cadáveres, pero en Nueva York se las arregla para controlar su pasado. «Su código es el de la abstinencia, al menos al comienzo de esta nueva versión. No ha matado a nadie desde la última vez que lo vimos y trata de hacer penitencia. Vemos cómo la muerte de su hermana sigue torturándole y por eso hace este tipo de penitencia», apunta Hall.
La llegada de Harrison, su hijo perdido hace mucho tiempo y ahora un adolescente malhumorado con muchas preguntas sobre por qué fue abandonado, obliga a Dexter a salir de su zona de confort. «A pesar de vivir con un nombre falso, tiene un deseo genuino de ser una persona normal, aunque habrá gente que morirá», anticipa el actor. La llegada de su hijo coincide con uno de sus brotes asesinos. «Se abre en canal y no puede evitar sus deseos internos».
Después de ocho temporadas llenas de acción, la serie cerró con uno de los finales más controvertidos en la historia de la televisión. Dexter fingió su propia muerte tras el deceso de su hermana (Jennifer Carpenter) para irse a vivir a la montaña. «Espero que los nuevos episodios brinden algunas respuestas definitivas a quienes se sintieron algo defraudados», concede Michael C. Hall. Fantasmas del pasado