ABC (1ª Edición)

España, experta en escapar del abismo

∑ La selección ya ha salido airosa en otras ocasiones del trance de jugarse la clasificac­ión a vida o muerte

- JAVIER ASPRÓN

España se pone seria. Pese a las amplias sonrisas que exhibieron los jugadores a su llegada a Las Rozas la situación exige mucho rigor, y de hecho son consciente­s los internacio­nales. Está en juego un Mundial, o al menos la forma más rápida y menos angustiosa de llegar a él. No queda otra que ganar los dos partidos que faltan para acabar la fase de clasificac­ión. El primero, el más inmediato, será este jueves en Atenas, ante Grecia. De triunfar, todo quedará en un cara a cruz frente a Suecia en La Cartuja, el domingo. No es poca cosa.

«Estos partidos sí me generan presión, es así», admitía la semana pasada Luis Enrique, que siente el peso de la responsabi­lidad sobre su espalda. «Espero no transmitir­la a los jugadores», confesaba. Y es bastante probable que sepa hacerlo. Él mismo se vio en una situación parecida, casi idéntica, hace nada menos que 28 años (17 de noviembre de 1993, cuando fue titular en el partido donde España se jugaba a una carta la clasificac­ión para el Mundial de Estados Unidos 1994. El rival era Dinamarca, y por las circunstan­cias en las que se desarrolló el encuentro sigue siendo un ejemplo de resistenci­a y pundonor para la selección española. España, que no podía perder, jugó 80 minutos con un jugador menos por la expulsión de Andoni Zubizarret­a. Le sustituyó Santi Cañizares, que debutaba en la portería. El exguardame­ta del Valencia acabó convirtién­dose en uno de los héroes, porque lo paró todo. El otro fue Fernando Hierro, autor del gol en la segunda parte que dio tranquilid­ad a la selección. «Recuerdo esa sensación en el vestuario de que nos jugábamos todo, pero también la ilusión por ir a un Mundial, que para muchos era la primera vez», cuenta a ABC Jon Andoni Goikoetxea, responsabl­e de lanzar desde el saque de esquina el balón que acabó cabeceando Hierro a la red de Schmeichel. «El partido era crítico y se nos complicó muy pronto. Nos tocó echar el resto. Por suerte éramos una selección muy fuerte físicament­e, con jugadores de un poderío físico enorme. Eso nos ayudó a resistir tanto tiempo con un jugador menos».

El papel de Sevilla

Goikoetxea también mantiene fresco en la memoria el ambiente que se vivió en el Sánchez Pizjuán, escenario de aquel duelo mítico: «La gente jugó un papel importante, nos empujó durante los noventa minutos. Guardo un gran recuerdo de aquel partido, aunque acabé muy mal, deambuland­o por el campo porque no podía con las botas».

Otra situación comprometi­da salvada sobre la campana fue el imborrable 12-1 a Malta, en diciembre de 1983 y también en Sevilla, aunque esta vez en el Benito Villamarín. España se jugaba el pase a la fase final de la Eurocopa del año siguiente, donde luego fue subcampeon­a, y necesitaba una absoluta machada: ganar por once goles de diferencia para igualar a puntos con Holanda y clasificar­se gracias al ‘goal average’. Al descanso, con 3-1, la gesta parece una quimera. Pero aquella segunda mitad, en la que se marcaron nueve goles, quedará grabada para siempre como uno de los momentos más extraordin­arios de la selección. «Sabíamos que era muy complicado, pero la confianza del equipo era absoluta», explica Poli Rincón, autor de cuatro goles aquella noche mágica. «Antes del partido no se habló de táctica. Miguel Muñoz nos mentalizó mucho. ‘Señores, déjense la vida por este escudo’, nos repetía». Dos años después, Rincón vivió otra experienci­a similar, pues la clasificac­ión para el Mundial de México 86 se decidió en otro partido agónico que se ganó a Islandia por 2-1. «Ellos marcaron primero y a nosotros solo nos valía ganar. El público del Villamarín volvió a tirar del equipo. Yo marqué el empate justo antes del descanso y Gordillo le dio la vuelta al partido en la segunda parte».

También hubo que remar en la fase de clasificac­ión de la Euro 2008, que se había puesto muy cuesta arriba tras un empate en Islandia y sendas derrotas ante Irlanda del Norte y Suecia. Todo pasaba por ganar a Dinamarca en su casa. El ambiente no era el idóneo pues Luis Aragonés estaba más cuestionad­o que nunca, pero aquel día España se volvió a crecer. Ganó 1-3 y se ganó la plaza en un torneo que después acabaría ganando. Pero hubo más. Según las crónicas, aquel día nació el ‘tiqui-taca’. «España no suele fallar en estas ocasiones, y estoy seguro de que Luis Enrique sabrá transmitir al equipo la importanci­a de estos choques», finaliza Goikoetxea. «Lo triste es que hayamos llegado a esta situación», lamenta Rincón. «Era un grupo asequible y nos esperan dos partidos a cara de perro».

Jon Andoni Goikoetxea 36 veces internacio­nal

«Más que los nervios por jugarnos todo, recuerdo la ilusión por ir a un Mundial»

Poli Rincón 22 veces internacio­nal

«Antes del 12-1 a Malta no se habló de táctica; Muñoz nos mentalizó mucho»

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// EFE Los jugadores de la selección, en el primer entrenamie­nto de la semana en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas

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