ABC (1ª Edición)

El árbitro de la empatía

Ángel Andrés Jiménez, colegiado de fútbol base, da charlas a padres y niños para que mejoren su conducta

- IVÁN MARTÍN

En los últimos días, varios vídeos del ‘árbitro de la paz’, como es apodado el colegiado malagueño Ángel Andrés Jiménez, han sido el epicentro de comentario­s positivos e incluso constructi­vos en las no siempre benévolas redes sociales. En ellos se observa a este árbitro charlando abiertamen­te en corrillo con los bisoños jugadores sobre aspectos como la empatía, el respeto y el compañeris­mo. Tras su discurso a los niños, se dirige a la grada para introducir a los padres el ‘VAR de la afición’: «Es una invitación al público para que siga los principios de ‘ver, animar y respetar’; es decir, les insto a que tengan un comportami­ento que favorezca la diversión de los chavales y que a la vez fomente su formación como seres humanos», comenta Ángel Andrés a ABC. «A los padres les digo que no les den demasiadas instruccio­nes a los chicos, porque con el ‘¡venga corre!, ¡pásala!’ lo único que consiguen es atosigarlo­s y ponerlos nerviosos. Yo les invito a que simplement­e animen y aplaudan», continúa.

Aparte de este peculiar juego de palabras dirigido a los adultos, el malagueño también ha introducid­o el ‘VAR de la honestidad’ a los jóvenes futbolista­s. Esta iniciativa intenta que los pequeños le comuniquen abiertamen­te sus errores al colegiado para crear un ambiente sano, justo y recíproco. «Puedo pitar saque de puerta, pero si el portero sabe que ha tocado el balón con los dedos y que es córner que me lo haga saber, porque, como les digo a los jugadores, se van a sentir bien haciéndolo. Estamos acostumbra­dos a que se llame pillo, listo o vivo al que hace trampas pero, en realidad, está actuando de forma deshonesta. Debemos eliminar este tipo de conductas y potenciar justamente lo contrario», señala. Jiménez, como la gran mayoría de los enamorados al arbitraje, comenzó su andadura en los campos de tierra en plena adolescenc­ia, una etapa formativa donde recibir insultos y amenazas con frecuencia puede tener consecuenc­ias nefastas. El de Benalmáden­a explica que en varias ocasiones pasó miedo y presenció «cosas terribles muy difíciles de encajar y digerir». Tras dejar los terrenos de juego durante un lapso de tiempo, este docente de profesión volvió al fútbol en 2006, pero en esta ocasión para pitar en las categorías inferiores. Con aires renovados, en esta nueva etapa comenzó una campaña para que el respeto fuera un factor esencial en sus partidos. «Les decía a ambos equipos que si había mal ambiente en la grada yo iba a parar el partido, porque sin respeto es imposible divertirse» indica. Con estas acciones se ganó a pulso el mote de ‘árbitro de la paz’, un apodo que dice llevar con orgullo. Después de otro parón que le alejó del arbitraje federado, Jiménez ha vuelto a colgarse el silbato de la mano de la Plataforma 090 (cero violencia en 90 minutos), una iniciativa del Ayuntamien­to de Málaga que propone un fútbol base libre de conductas nocivas, donde ha podido introducir sus peculiares versiones del VAR.

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// Á. A. JIMÉNEZ El ‘árbitro de la paz’, durante un partido de fútbol base

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