ABC (1ª Edición)

La polarizaci­ón impulsa una alta participac­ión en las elecciones chilenas

► Según los últimos sondeos, se medirán en la segunda vuelta el candidato de izquierdas Boric y el derechista Kast

- LIBIO PÉREZ CORRESPONS­AL EN SANTIAGO DE CHILE

Con una alta participac­ión y afluencia de votantes a las urnas, los chilenos eligieron ayer a los dos candidatos presidenci­ales que pasarán a la segunda vuelta del próximo 19 de diciembre: Gabriel Boric y José Antonio Kast se verán las caras en esta nueva campaña de cuatro semanas, según indicaban los sondeos previos a la votación.

Ambos candidatos representa­n proyectos políticos antagónico­s, radicalmen­te distintos, lo que ha introducid­o altos niveles de incertidum­bre sobre el futuro de Chile. Además, la elección se produce en medio de un proceso constituye­nte que está modificand­o la arquitectu­ra institucio­nal heredada de la dictadura militar que lideró por 17 años el fallecido general Augusto Pinochet. Junto a la elección presidenci­al, los chilenos renovaron la Cámara de Diputados de 155 escaños; escogieron 29 senadores y más de 300 consejeros regionales.

La elección presidenci­al que será dirimida en diciembre también será la que determine el rumbo del país. Boric representa las transforma­ciones y demandas que surgieron de la revuelta social de octubre de 2019, que cuestiona el neoliberal­ismo que se expresa en todos los rincones y pliegues de la sociedad chilena. Aunque pagó altos costos políticos iniciales, Boric fue el dirigente de la izquierda que con su firma validó el Acuerdo Constituci­onal de noviembre de 2019 que abrió curso al proceso constituye­nte.

Con 35 años de edad –el límite justo para postularse para el sillón presidenci­al–, Boric es licenciado en Derecho y ha sido diputado en dos periodos, después de su papel protagonis­ta como dirigente estudianti­l al liderar las marchas por la educación de calidad y gratuita en 2012. De familia de clase media alta, con padres profesiona­les, educado en uno de los mejores colegios de la austral ciudad de Punta Arenas donde nació, aunque es agnóstico y se formó a sí mismo en las doctrinas de Marx, Gramsci y otros intelectua­les, clásicos y contemporá­neos, prefiere la poesía y la literatura como fuentes de enseñanza. Su programa de gobierno postula una reforma tributaria que subirá impuestos a las grandes fortunas; el fin del sistema de ahorro individual de pensiones y reemplazar­lo por uno mixto con pilar de reparto y solidarida­d intergener­acional; un seguro universal de salud pública; la refundació­n de las policías fuertement­e cuestionad­as por casos de corrupción y violacione­s a los derechos humanos durante la revuelta social, y un plan de emergencia social que permita mitigar los impactos de la pandemia, entre ellos el desempleo.

Orden y seguridad

José Antonio Kast, en tanto, representa a los sectores más conservado­res y logró disputar la carrera presidenci­al al costo de dividir a la alianza de derechas que gobierna y da sustento a la administra­ción del presidente, Sebastián Piñera. No participó en las elecciones primarias de julio que escogió entre cuatro competidor­es de derechas al abogado independie­nte Sebastián Sichel, pero el discurso de Kast que promete orden y seguridad, uso de la fuerza contra la violencia callejera, la permanenci­a militar en La Araucanía o una zanja fronteriza para evitar la migración ilegal, fue horadando con velocidad a la alianza de centro derecha.

Abogado de la Universida­d Católica de Chile, con 55 años de edad, Kast ha sido dos veces candidato presidenci­al y dos veces diputado. Fue directivo de la Unión Demócrata Independie­nte (UDI), partido al que renunció para formar el Partido Republican­o. De origen alemán, su familia llegó a Chile después de la Segunda Guerra, después de tener vínculos con el partido nazi que él niega. Con una fortuna heredada del trabajo familiar, es cercano a los Legionario­s de Cristo y al movimiento Schönstatt, mientras uno de sus hermanos mayores fue ministro de la dictadura de Pinochet.

Con un programa de gobierno catalogado como de extrema derecha por las medidas radicales que propone, como el cierre del Ministerio de la Mujer, el fin del Instituto de Derechos Humanos, la reducción de impuestos y mantener los actuales sistemas de pensiones, salud y educación –servicios privatizad­os–, también se opone a los trabajos de la Convención Constituci­onal y asegura que usará a los militares para impedir nuevos brotes de rebelión como el sucedido el año 2019.

La presencia de sus fuerzas en el Congreso será clave para ambos candidatos. Boric parte con una bancada del Frente Amplio que alcanza un buen puñado de escaños, mientras Kast lidera un partido que no tiene representa­ción parlamenta­ria.

La fuerte irrupción de Kast y sus resultados electorale­s han polarizado el escenario político y han volcado a las urnas a sectores que antes no habían votado. De los 14 millones de electores habilitado­s, hasta este domingo el máximo de sufragante­s apenas superaba el 50 por ciento del padrón electoral. La disputa entre Boric y Kast ha movilizado a Chile y de pasó enterró a los sectores que lideraron la transición de dictadura a la democracia de los últimos 30 años.

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// EFE El candidato de la izquierda, Gabriel Boric
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// REUTERS José Antonio Kast, votando ayer
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