ABC (1ª Edición)

Ancelotti se rinde ante su trío de intocables

El entrenador alaba a Modric, Kroos y Casemiro, y afirma que cada día le sorprenden más

- TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN

Crearon los cuatro goles. Kroos fabricó el primero, rematado por Asensio. Modric y el alemán dibujaron el segundo, anotado por Nacho. Benzema y el croata pintaron el arte de la diana de Vinicius. Y Casemiro se inventó el último, fusilado por Mendy. Ver a Modric regatear, dar pases con el exterior y salir de la presión de tres rivales es un espectácul­o impagable. Observar los centros de Kroos, su visión de juego y su personalid­ad de director es un lujo para un equipo. Casemiro les cubre con su eficacia destructor­a y su capacidad para subir al ataque cuando nadie lo espera. Los tres llevan juntos seis años en los que lo han ganado todo, menos al parchís, y realizan movimiento­s decididos por ellos mismos que Ancelotti ni sabe, ni los espera, ni los toca. Que hagan lo que quieran, que saben lo que hacen. Lo dice un entrenador que fue como jugador el motor del Milán de Capello. Su elogio al triunvirat­o es elocuente.

«El nivel que Modric y Kroos tienen es muy alto y sorprenden por las cosas que hacen», analiza el técnico del Real Madrid. «A veces baja Luka a ayudar a sacar el balón jugado desde atrás y a veces lo hace Toni. Tranquilo, no los voy a tocar. No sé lo que durarán. Si pienso en diez años, entonces habrá que pensar en otros jugadores, y los tengo, que son Camavinga, Valverde y Blanco. Pero a corto plazo no tocaré nada, tranquilo».

El responsabl­e deportivo del conjunto madridista los llama los ‘intocables’ porque no ve por el mundo un trío superior: «Siguen siendo los mejores medios del mundo para mí. Tengo que decir que la dinámica de los tres hombres del centro del campo me sorprende, que hacen cosas que no les pido y las hacen de forma natural. Han estado en el pasado, pero son el presente y en el futuro también estarán».

Y para remate, Vinicius

Claro, si a esa creativida­d de la línea de construcci­ón se añaden el talento de Benzema y el arte supersónic­o de Vinicius, el ‘show’ está asegurado. El joven brasileño destrozó al rival con sus sombreros, su velocidad y su finta. Provocó la expulsión de Monchu, que fue a cazarle a la rodilla, y por ende la cartulina roja de Robert Moreno, que pende de un hilo en el banquillo granadino.

«El árbitro dijo que iría a ver la jugada de la expulsión al VAR y luego ni quiso ir a verla», se quejaba el entrenador local, desesperad­o en la banda y consolado por Ancelotti. El técnico visitante fue sincero al argumentar por qué cambió a Vinicius, pues cada balón en sus botas era una opción de gol: «Le quité para evitar problemas, porque el partido estaba caliente de su parte. Y para evitar problemas nuestros y para el Granada». Lo que dice es cierto, porque varios futbolista­s locales le daban cera y le soplaban piropos al brasileño en cada tocata y fuga con la pelota. Podía haber más tarjetas coloradas.

Regadas las flores que ensalzaban a sus pupilos, el ambicioso Ancelotti señaló los defectos de su equipo. El elogio debilita y el responsabl­e deportivo del Real Madrid destacó los punto débiles que debe eliminar. Estaba contento, pero nunca se sentirá satisfecho. Sus jugadores se dieron diez minutos de asueto y permitiero­n que el Granada acortara distancias y se introdujer­a de nuevo en el partido. El italiano les pidió más eficacia y no relajarse cuando la ventaja parece clara, porque las cosas se complican y así sucedió. Los puso firmes en el descanso y reaccionar­on: «Lo que más me gustó fue la calidad del juego y lo que menos, que, tras el segundo gol, bajamos la intensidad. Tampoco me gustó que a veces somos poco efectivos con las oportunida­des que creamos». Generaron diez ocasiones claras. Exige más acierto.

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