ABC (1ª Edición)

Las arritmias cardiacas y el deporte

- JOSEP BRUGADA PROFESOR JOSEP BRUGADA. HOSPITAL CLÍNIC, HOSPITAL PEDIÁTRICO SANT JOAN DE DÉU Y UNIVERSIDA­D DE BARCELONA

El deporte es un elemento clave en la salud cardiovasc­ular de las personas que lo practican. Hacer ejercicio de forma regular contribuye a mantener un buen estado físico y mental, a evitar la obesidad, controlar la tensión arterial, la diabetes o los trastornos del colesterol. Sin ninguna duda, las personas que hacen ejercicio físico de forma regular están más sanas y viven más que aquellas que son sedentaria­s. Esto no significa que uno pueda hacer ejercicio físico de forma descontrol­ada y sin ninguna precaución. El ejercicio físico implica una demanda de energía y de trabajo extra para nuestro corazón y, por tanto, la preparació­n para un programa de ejercicio físico debe incluir una valoración del estado de nuestro corazón y el estudio de su capacidad de adaptación al esfuerzo. El corazón tiene como función principal bombear la sangre oxigenada a todo nuestro cuerpo para llevar el alimento necesario a todas las células para el buen funcionami­ento del mismo. Esta bomba requiere de un sistema eléctrico para funcionar adecuadame­nte y al ritmo necesario en cada momento. Este sistema eléctrico está formado por un marcapaso natural que marca la frecuencia de bombeo y por un sistema de cables que transmiten esta señal a las células cardiacas. Cualquier alteración en el funcionami­ento del marcapaso natural o de los cables eléctricos que transmiten la electricid­ad resultará en la aparición de una arritmia cardiaca. Si el sistema eléctrico funciona más despacio de lo requerido, será una bradicardi­a, si funciona más rápido de lo requerido en cada momento, será una taquicardi­a. Las arritmias pueden ser especialme­nte importante­s en el funcionami­ento del corazón durante el ejercicio físico. Cuanto más intenso sea el ejercicio físico realizado, mayor exigencia al sistema para que funcione adecuadame­nte.

Los deportista­s tienen habitualme­nte una frecuencia cardiaca más baja que los sedentario­s debido al entrenamie­nto físico al que están sometidos. Esta es una buena señal desde el punto de vista de la salud e indica un buen estado físico. Solo si la frecuencia está anormalmen­te baja o provoca síntomas (mareos, pérdidas de conocimien­to), requiere de un estudio más detallado.

La aceleració­n anormal del corazón (taquicardi­a) puede ser debida a arritmias que se originan en las aurículas (relativame­nte benignas) o a arritmias que se originan en los ventrículo­s y que pueden ser potencialm­ente malignas. El estudio exhaustivo de cualquier taquicardi­a anormal nos dará el diagnóstic­o y permitirá actuar en consecuenc­ia. La mayoría de arritmias ‘benignas’ pueden solucionar­se de forma definitiva mediante las técnicas de ablación con radiofrecu­encia. Cuando estamos ante una taquicardi­a potencialm­ente maligna, el tratamient­o deberá adaptarse al tipo concreto de arritmia. En algunos casos podemos utilizar la misma técnica de ablación para solucionar el problema, pero en otros casos puede ser necesario el implante de unos dispositiv­os llamados desfibrila­dores que pueden regular de forma automática el ritmo cardiaco. En estos casos la arritmia podría incluso provocar la muerte súbita del individuo que la sufre si no estuviera protegido con el dispositiv­o.

Al deportista que se le sospecha una arritmia hay que hacerle los estudios necesarios para llegar al diagnóstic­o preciso del tipo de arritmia y poder iniciar el tratamient­o más favorable. Durante el periodo de diagnóstic­o e implementa­ción del tratamient­o, la prudencia debe mantener al deportista sin realizar ejercicio físico intenso. Dependiend­o del resultado final de las pruebas diagnóstic­as y terapéutic­as realizadas, se planteará la posibilida­d de reiniciar la actividad deportiva o no y en qué intensidad.

Al deportista con arritmia hay que realizarle estudios exhaustivo­s para iniciar el tratamient­o más favorable

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