Cataluña, la bandera pirata y la inmersión
José Domingo Domingo Presidente de Impulso Ciudadano
En Cataluña, solo el 13 por ciento de los ayuntamientos cumplen la ley de símbolos y la inmersión lingüística es ilegal. Pero lo más grave es que el Govern ordene desobedecer la ley
Produce vértigo asomarse a las cifras del estudio realizado por Impulso Ciudadano, que ha chequeado uno por uno todos los balcones municipales de Cataluña para ver si se cumple la ley de símbolos. El balance es descorazonador: solo en 149 de los casi mil consistorios está la bandera de España, que es lo que marca la ley y lo que ordenan las sentencias judiciales cuando se denuncia su ausencia. Compete a la delegación del Gobierno que ambas cosas se cumplan. Pero teniendo en el puesto a Teresa Cunillera, partidaria (ya desde 2013) del «derecho de los catalanes y las catalanas a decidir su futuro» parece difícil que se arranque con el cumplimiento de su deber. Claro que entonces también estaba en esa onda la hoy presidenta del Congreso, Meritxell Batet, así que todo es más frustrante que lo que marca la estadística de este estudio, un síntoma más del plácet concedido a los separatistas para hacer lo que les venga en gana con la ley en todo lo relacionado con sus trebejos identitarios. La proscripción del castellano en las aulas o los ‘guripas lingüísticos’ para ver qué hablan los críos en el recreo son otros ejemplos. Ayer, nueva sentencia que tumba la inmersión lingüística y el Govern ordena que todo siga igual. Y nadie se ocupará de que se cumpla, algo tan triste como que la estelada –con idéntica cobertura legal que la bandera pirata o la de los Iron Miden– duplique la presencia de la bandera de España en los balcones municipales de Cataluña, donde el Estado ya casi no existe.