ABC (1ª Edición)

El secesionis­mo levanta la última bandera que le queda: lengua y educación

«El catalán en la escuela no se toca», advierte el presidente Pere Aragonès

- ÀLEX GUBERN

Como era de esperar, el campo independen­tista salió en tromba a denunciar lo que señala que es un fallo que va más allá de reformular el modelo educativo catalán. Desde el punto de vista político, y en un momento de innegable depresión por el fracaso del ‘procés’, el nacionalis­mo vuelve a levantar la que ahora es probableme­nte la única bandera que cohesiona a sus distintas facciones, la lengua y la inmersión educativa. «El catalán en la escuela no se toca», clamó ayer el presidente catalán Pere Aragonès, que calificó de «injerencia» y de «falta de respeto a los docentes» la confirmaci­ón de una sentencia que, en la práctica, a lo único que fuerza es a impartir al menos una asignatura troncal en castellano, sin contar las materias lingüístic­as.

Anticipand­o el que puede ser un combate que sirva ahora para aglutinar el muy disperso campo independen­tista, el presidente catalán aseguró que «el Govern trabajará en todas las vías posibles y no delegará la responsabi­lidad en los profesores y los centros». Más contundent­e fue el expresiden­te de la Generalita­t fugado a Bélgica, Carles Puigdemont, que aprovechó para arremeter contra cualquier posibilida­d de diálogo con el Estado: «España lleva siglos intentando liquidar el catalán, la lengua propia de Cataluña. Nunca ha abandonado esa obsesión. Solo tenemos una única posibilida­d de salvar la lengua: materializ­ar la independen­cia que proclamamo­s. Está claro que el pactismo mágico no sirve de nada». En el mismo tono se expresaron otros líderes del independen­tismo, como la presidenta del Parlament, Laura Borràs, entidades como Òmnium, así como sindicatos educativos. Hacerla cumplir

En contraste con estas posiciones, las de los defensores del bilingüism­o fueron de alegría, euforia más bien, por un fallo que tras largos años de batalla política y judicial les avala. Si el nacionalis­mo se conjuró para incumplir la sentencia, en el otro lado la consigna era la contraria, hay que hacerla cumplir.

Para Sociedad Civil Catalana, se trata de «un triunfo histórico de la igualdad y de la inclusión y un varapalo al sectarismo lingüístic­o que ha practicado la Generalita­t y sus organizaci­ones ‘civiles’ satélites». «Las políticas de imposición lingüístic­a han supuesto durante décadas la vulneració­n de derechos fundamenta­les, han sido contrarias a los tratados y recomendac­iones internacio­nales y han dificultad­o la igualdad de oportunida­des de todos los niños y jóvenes catalanes, al discrimina­r por razón de lengua», añadió SCC. Desde formacione­s políticas como el PP, Cs y Vox también se celebró el fin de la inmersión. Pablo Casado instó a Pedro Sánchez a exigir a la Generalita­t que «cumpla» el fallo con todos los instrument­os del Estado. «Incumplirl­o sería prevaricar», dijo.

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EFE El consejero de Educación de la Generalita­t, Josep González Cambray//

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