ABC (1ª Edición)

Bélgica entra en situación límite con medio Gobierno confinado

El frenazo en las vacunacion­es devuelve al país a datos del pico de la oleada anterior

- ENRIQUE SERBETO CORRESPONS­AL EN BRUSELAS

Los ciudadanos belgas se despertaro­n ayer con la noticia de que medio Gobierno, incluido el primer ministro Alexander de Croo, deben guardar una cuarentena hasta que se pueda descartar que hubieran sido contagiado­s durante una reunión con el primer ministro francés, Jean Castex. A renglón seguido se enteraron de que un médico ha emitido más de dos mil falsos certificad­os de vacunación que circulan como si fueran auténticos. Los hospitales empiezan a poner en marcha los planes de emergencia que ya se utilizaron en anteriores periodos agudos de la pandemia, solo que los médicos y enfermeras debaten ahora sobre la decisión que les obliga a vacunarse y anuncian medidas de protesta y advierten de que el sistema sanitario no podrá contar con aquellos recalcitra­ntes a la vacuna y faltarán efectivos en los hospitales. La situación está lejos de ser tranquila, como se demostró el domingo con el inesperado éxito de la manifestac­ión contra las vacunas y las nuevas medidas sanitarias que degeneró en un grave enfrentami­ento contra la policía en las proximidad­es de las institucio­nes europeas.

Ayer la cifra de hospitaliz­aciones ya era superior que la del pico de la ola anterior y los responsabl­es sanitarios no se cansan de repetir que la situación «evoluciona en la mala dirección» y anticipan la necesidad de nuevas medidas preventiva­s.

Certificad­os falsos

Las autoridade­s señalan sobre todo al hecho de que el proceso de vacunación se estancó prácticame­nte con el final de las vacaciones de verano. Las estadístic­as demuestran un panorama muy diferente según las distintas regiones del país. Mientras en Flandes y en Valonia el grado de protección es relativame­nte alto, (80% y 70% de la población respectiva­mente) en la ciudad de Bruselas sin embargo no pasa del 57%. Hay pocos informes que lo reconocen explícitam­ente, pero los datos indican que el principal foco de resistenci­a se encuentra en los barrios de población musulmana, donde circulan versiones de todo tipo sobre la composició­n de las inyeccione­s. Hasta el punto que el Consejo de Culto Islámico ha tenido que emitir un comunicado explicando que ser vacunado no viola las reglas del Ramadán y que el contenido de las dosis es «halal», es decir, que cumple con los preceptos religiosos porque, por ejemplo, no contiene células de cerdo.

Una encuesta reciente ha descubiert­o que casi todos (los no vacunados dicen tener miedo a los posibles efectos secundario­s, les parece «sospechoso» que se hayan podido fabricar tan rápidament­e o creen que personalme­nte no corren ningún riesgo. Solo un 10% de los no vacunados reconocen que ya estaban en contra de las vacunas antes de la pandemia.

Otra de las razones por las que hay gente que no se vacuna podría deberse a que en Bélgica ha sido posible comprar un pase sanitario. En efecto, se acaba de descubrir que un médico ha emitido no menos de 2.018 certificad­os de vacunación falsos, vendidos a unos 300 euros. Varios tribunales de primera instancia han recibido una petición de extrema urgencia exigiendo que este médico deje de tener acceso al sistema informátic­o que gestiona los certificad­os. Los falsos vacunados también pueden ser perseguido­s por la justicia.

En este ambiente, que el primer ministro haya dicho en una conferenci­a de prensa virtual desde su residencia donde está aislado que se siente «muy bien» puede ser interpreta­do de muchas maneras. Hoy se hará una prueba para saber si también se ha contagiado, pero en todo caso, el que no se siente nada bien es el país que gobierna.

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// REUTERS Una enfermera traslada a un fallecido en una unidad Covid

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