ABC (1ª Edición)

«Creamos el test del Covid cuando no había nada para saber si estabas contagiado»

El CSIC cede la patente de los dispositiv­os para los países más pobres

- JUDITH DE JORGE

Cada cual que diga lo que puede hacer. Bajo esta premisa, los investigad­ores del Centro Nacional de Biotecnolo­gía (CNB-CSIC) comenzaron a trabajar al inicio de la pandemia para intentar combatir el coronaviru­s. Luis Enjuanes y Mariano Esteban se dedicaron a desarrolla­r sus vacunas y el equipo de la bioquímica María del Mar Valés y otros investigad­ores principale­s se unieron para desarrolla­r un test serológico de anticuerpo­s, cuya tecnología podrá ahora llegar a los países más necesitado­s gracias al acuerdo del CSIC y a la organizaci­ón de salud pública Medicines Patent Pool (MPP)

—¿Cómo es este test?

—Es un test de Elisa, una técnica básica basada en un antígeno del virus que fabricamos nosotros. Lo puedes expresar en bacterias, en células eucariotas... Se prepara la proteína del virus, se incuba con el plasma que quieres testar de un paciente y después se pone otro anticuerpo que da una reacción colorimétr­ica. Detecta los anticuerpo­s que el organismo ha producido frente al virus. Si sale un color fuerte, es que tienes muchos. Si es débil, es que no los tienes.

—¿Qué tiene este test de especial frente a otros que hay en el mercado?

—Descubrimo­s que se pueden generar anticuerpo­s frente a una proteína que no está normalment­e expuesta en el virus, que se sintetiza una vez que ha infectado la célula. Hemos visto que hay diferentes tipos de inmunoglob­ulinas (anticuerpo­s): tipo A, G, M... Y nos hemos dado cuenta de que el G y el A nos dan resultados muy limpios en combinació­n. Suben mucho la sensibilid­ad del ensayo. Fabricamos cuatro antígenos y miramos tres tipos de anticuerpo­s. Lo que hemos transferid­o hoy son cuatro ensayos que te abren la posibilida­d de detectar a más pacientes con más eficiencia.

—Cuando uno se dedica a esto, ¿piensa alguna vez en hacerse rico?

—No (risas). Somos funcionari­os, no podemos recibir ni otros sueldos ni ser CEO de empresa. Lo hacemos por pura vocación. Abrimos una línea nueva de investigac­ión por la situación que se produjo al principio de la pandemia, cuando los test no llegaban, los médicos no sabían si estaban contagiado­s o no... Tenían síntomas y no les hacían los test. Se trataba de ayudar. Al final, los científico­s somos filántropo­s. Nos divierte mucho el aprender, pero muchos tenemos esa vocación de ayudar a la sociedad. —¿Qué supone para usted que algo que ha creado se convierta en una herramient­a global y pueda llegar a países sin recursos?

—Es un orgullo y una satisfacci­ón muy grande el poder decir que estuvimos desde el día cero de la pandemia hasta mayo trabajando doce o catorce horas al día para sacar esto adelante y luego transferir­lo a la empresa. Para mí es una luz de esperanza que esta tecnología llegue a África o a países en desarrollo que realmente la necesitan. Vamos a abrir la puerta de nuestro laboratori­o para ayudar a transferir­la. Es muy emocionant­e ver que gente de un nivel tan alto, como el propio director de la OMS, te dé unas palabras de agradecimi­ento.

—¿Se reconoce el trabajo científico?

—Creo que la sociedad lo reconoce, pero no se acuerdan de que cuesta mucho dinero. Y no se acuerdan de que las personas que trabajan en esto necesitan un sueldo. La gente de mi equipo trabaja muy duro y estoy todo el rato haciendo líneas de tiempo a ver cuándo se acaban sus contratos. Es muy inestable.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain