El azote de ‘La tabernera’
‘LA TABERNERA DEL PUERTO’ ★★★★☆
Autores: Federico Romero, Guillermo Fernández-Shaw y Pablo Sorozábal. Dirección de escena:
Mario Gas. Dirección musical:
Óliver Díaz. Escenografía: Ezio Frigerio. Vestuario: Franca Squarciapino. Iluminación: Vinicio Cheli. Intérpretes: María José Moreno, Damián del Castillo, Antonio Gandía, Rubén Amotetti, Ruth González, Vicky Peña, Pep Molina, Ángel Ruiz y Abel García. Coro Titular del Teatro de la Zarzuela y Orquesta de la Comunidad de Madrid. Teatro de la Zarzuela, Madrid.
El mar ha protagonizado el comienzo de temporada en el Teatro de la Zarzuela. Sonó embravecido en ‘Circe’, la narración musical de Chapí con la que volvió a recordarse que la ópera española fue un proyecto ambicioso. En ‘Los gavilanes’, de Jacinto Guerrero, el mar apareció convertido en mensajero. Dos estupendos repartos y varios bises acompañaron algunas de las representaciones que se salvaron de la huelga de los técnicos teatrales. Todavía hoy continúa el conflicto marcando a ‘La tabernera del puerto’. Y el mar muestra de nuevo su peor cara en ‘La tabernera del puerto’. La escena de la galerna es un punto culminante y el momento de oro de esta producción, pues en él se da cita el ingenio teatral, la maestría en la realización y la posibilidad de arrastrar al espectador hasta el interior del indómito horizonte acuoso de Cantabreda, entre gasas y proyecciones.
La ‘Tabernera’ de Mario Gas quiere ser una sencilla y afectuosa fantasmagoría. La luz es imprescindible para fortalecer el carácter de misterio y leyenda, pues con ella, con sus oscuros y tristes azules, se construye la atmósfera que hace creíble el absurdo. Del mismo modo, el dibujo de los personajes es esencial a la hora de configurar coherentemente el relato. Los personajes secundarios incluyen el Ripalda/Charlot que Ángel Ruiz dibuja con el gesto adecuadamente medido, o la sardinera Antigua a la que Vicky Peña aporta su ciencia teatral; incluso el joven Abel que interpreta Ruth González con un halo de presunción. ‘La tabernera del puerto’ se presenta con dos repartos en los papeles protagonistas. En la representación del domingo, tras la cancelación del estreno del viernes, actuó María José Moreno, quien dijo su canción con serenidad, peso y melancolía. Se aplaudió su intervención porque da un poso de verdad al personaje que en el caso de Antonio Gandía tiene tintes más artificiosos. La limpieza con la que resolvió la romanza ‘No puede ser’ convivió con una actuación en exceso fingida.
El Juan de Eguía de Damián del Castillo convenció por planta y resolución. No siempre firme vocalmente cantó la romanza final con decidida autoridad. Por último, Rubén Amoretti fijó su actuación en el famoso ‘Despierta negro’, vocalmente oscuro, un punto cavernoso. Todos juntos demostraron que uno de los valores de esta producción es su apego al teatro bien construido. El movimiento escénico adecuadamente engrasado, la dicción clara, el gesto oportuno y la intención precisa, muchas veces posible porque el soporte sonoro que proporciona la Orquesta de la Comunidad de Madrid es particularmente cómodo. Óliver Díaz ha vuelto al foso de la Zarzuela con la partitura muy asumida y dispuesto a disfrutar de la obra. El resultado es beneficioso para una producción en la que es fácil adivinar talento, respeto y cariño.