Tanqueta en Cádiz
Sacar la tanqueta a los obreros es algo que solo puede hacer el PSOE
UNA tanqueta en Cádiz. Parece tan rara allí como la nieve. Pensábamos que habría otros lugares donde una tanqueta o una nevada quedarían mejor, pero fue en Puerto Real donde la vimos. Varias generaciones pidiendo «que saquen los tanques» y van y los sacan en... Cádiz.
Pero ¿dónde si no? Es el sur de España (es decir, ‘na’) y se les saca a los trabajadores.
Se ha dicho que solo fue para retirar barricadas o contenedores. Solo faltaría; si no, no sería Puerto Real, sería Tiananmén.
Sacar la tanqueta a los obreros es algo que solo puede hacer el PSOE. De hecho, está para eso: para poder ser paternalista y autoritario con los trabajadores. Ellos pueden y Europa agradecerá que esté el PSOE para bajarnos salario y pensiones y subirnos los impuestos y que no se mueva nadie. ¿O acaso van a deponer el langostino los sindicalistas de fulares? ¿Van a protestar los actores del metomentodo? Ni palabra.
Más allá de la relación de sumisión sadomasoquista del obrero con la izquierda, que aumenta el paro, le impide emigrar con barreras lingüísticas y a la vez empuja a la baja su salario con el fomento de la inmigración, esta tanqueta gaditana es un ejemplo de anarcotiranía, la forma que toma el Estado actual.
Por un lado, tiránico: la opresión autoritaria sobre el ciudadano cumplidor con estrujamiento fiscal, estado policial, e ingeniería social y de costumbres.
Por otro, anarquía: las fronteras sin defender, zonas ‘no go’, ecosistemas para mafias, generosidad con terroristas, golpistas y alborotadores y viveros de violencia urbana y sexual (Igualdad no, Igualada).
Esta anarcotiranía no es por incapacidad. Es deliberada. Y lo de Cádiz es un ejemplo más.
La izquierda, el ínclito Pablo Iglesias, ha reaccionado, pero no contra el Gobierno sino contra la Policía. Otra imitación, esta vez del ‘defund the police’. Buscan en ella el fantasma de la ‘extrema derecha’ y al hacerlo vuelven atacar al trabajador. Los policías, currantes, fueron vejados y agredidos en Barcelona, donde las autoridades prefirieron arriesgar sus vidas antes que sacar a tiempo la tanqueta. Esa, para Cádiz.