Oda a la tanqueta
Desautorizar a la Policía es el objetivo principal de cualquier delincuente
LA casta que se financia de dictaduras bolivarianas, no le paga a Hacienda, no da de alta a la asistenta personal y cobra becas públicas sin pisar la Universidad tiene un plan para darle la vuelta a España como un calcetín convirtiendo a los delincuentes en víctimas y a los policías en sospechosos. El principio de autoridad es el gran enemigo de los autoritarios porque la autoridad es democrática. La ley es la madre de la libertad y la urna es la hija. Por eso para los populistas el paraíso es sólo aquel lugar en el que no hay más autoridad que la suya. A Yolanda Díaz, bluf de diseño, se le ha visto el plumero con el asunto de la tanqueta de la Policía Nacional en los piquetes violentos de la huelga del metal en Cádiz. La ministra de Trabajo está del lado de las pobres criaturas que lanzan a los agentes los botellines que se acaban de tomar porque para ella los cafres no son quienes tratan de imponer sus exigencias laborales a pedradas, son los despiadados agentes del estado opresor. La nueva luz de Podemos es como el estribillo del villancico: Yolanda ya se ve, ya se ve, ya se ve. Sólo hay que dejar que hable un poco para que enseñe las costuras antisistema porque, en el fondo, la impostura exige una concentración titánica y tarde o temprano te acabas descuidando.
La Ley de Seguridad que promueve esta patulea es otro ataque virulento a la democracia porque arrebata la autoridad a los policías, que quedarán a merced de los salvajes y le dejarán desprotegido a usted, que es cumplidor y, por tanto, un español de segunda. Para los populistas de vocación es fundamental eliminar el crédito de los profesores, para adoctrinar, y de los cuerpos de seguridad, para mandar sin limitación en el delito. Por eso la tanqueta de Cádiz me representa. Me parece hermosa, estética, emocionante. La siento como un hogar cálido en el que refugiarme durante la tormenta populista o incluso como un palacio de la libertad. Frente a los bárbaros del palo y de la palabra, mi lado es el de la Policía. Porque dentro de esa tanqueta se custodian mis derechos actualmente mucho mejor que en el Congreso.