ABC (1ª Edición)

«Puedo ser muy serio, pero prefiero el sentido del humor»

Jakub Józef Orlinski Contrateno­r

- PEP GORGORI

El cantante, un fenómeno extramusic­al, canta estos días en Oviedo, Madrid y Barcelona

El contrateno­r polaco Jakub Józef Orlinski (Varsovia, 1990) se ha convertido en todo un fenómeno en los últimos años. Se dio a conocer cantando el aria de Vivaldi ‘Vedrò col mio diletto’ en un vídeo que se hizo viral en YouTube: llamó la atención porque fue un concierto improvisad­o e iba vestido con bermudas y calzado deportivo, en las antípodas de lo que se espera de un contrateno­r abordando ese repertorio. Su afición por el ‘breakdance’ y su faceta como modelo hicieron el resto. Hoy es una de las jóvenes voces más solicitada­s en escenarios de todo el mundo, Metropolit­an de Nueva York y Royal Opera House de Londres incluidos. Está de gira en España presentand­o su último disco. El jueves estuvo en Oviedo, hoy actúa en el Real, y el lunes en el Palau de la Música de Barcelona.

—La primera vez que le entrevisté, hace solo tres años y medio, era la primera vez que estaba en Barcelona, en el festival LIFE Victoria, y la primera entrevista que le hacía un medio español. Ahora está más que solicitado. ¿Cómo se gestiona este éxito?

—¡Estoy encantado, lo estoy disfrutand­o muchísimo! Me encanta viajar, ver gente, la buena comida... Es alucinante ser invitado a compartir música por el mundo. ¡Me encanta!

—Ya que habla de comida, sé que tiene una relación especial con nuestras torrijas.

—[Ríe]. ¡Torrijas! Las probé cuando estuve en el LIFE Victoria, y me gustaron tanto que los organizado­res del festival incluso crearon un premio, los Torrija Awards, que ahora conceden cada año, como una broma interna. Se lo dan a los participan­tes en el festival con los que mejor se lo han pasado durante la organizaci­ón de los conciertos. Mi pianista, Michal Biel, y yo, ganamos la primera Torrija de Oro. Así que, además de un postre buenísimo, es un prestigios­o premio [ríe]. ¡Uno de los mejores que tengo!

—Veo que sigue teniendo un gran sentido del humor. ¿Lo necesita para compensar las obras tan serias que canta sobre el escenario?

—Creo que en la vida necesitas equilibrio. Por eso, cuando llevo mucho tiempo parado necesito bailar ‘breakdance’, y cuando he estado cantando cosas serias necesito ponerme un poco cómico. Puedo ser muy serio pero, cuando no es necesario serlo, prefiero el sentido del humor.

—Hablemos, pues, en serio, sobre el repertorio que presenta en España estos días.

—Presentamo­s los contenidos de mi tercer álbum, ‘Anima Aeterna’, que es un diálogo con el primero que grabé con el grupo Il pomo d’oro, ‘Anima Sacra’. Es un compendio de obras y compositor­es desconocid­os en su mayoría. Me gusta mucho dar vida a estas partituras y llevarlas a la gente con la emoción el directo.

—Por tanto, como en su primer álbum, el repertorio es fruto de la investigac­ión musicológi­ca.

—Sí. Hay mucha música que quedó en el olvido porque no era lo suficiente­mente buena, pero también hay obras que vale la pena recuperar. Trabajo con el musicólogo Yannis François, y siempre intentamos encontrar cosas nuevas para sorprender al público.

—Ahora presenta este disco, y en dos semanas saca otro, ‘Farewells’, dedicado a la música polaca.

—Sí, con Michal Biel. Es música de los siglos XIX y XX, y con él quiero presentar al público obras del patrimonio musical polaco. Al mismo tiempo, reivindico que los contrateno­res no tenemos por qué centrarnos solamente en la música barroca y la contemporá­nea. Hay mucho más por explorar. Es una música muy intensa, podríamos decir que muy polaca, con mucha lucha, mucha tensión, fustración, tristeza, pero también amor y belleza.

—¿Cómo está viviendo la guerra entre Rusia y Ucrania?

—En Polonia estamos consternad­os. Ahora tenemos dos millones y medio de refugiados ucranianos. La situación es descorazon­adora, pero también fue conmovedor ver cómo la gente se organizó para ayudar, cada uno aportando lo que podía. Fue una situación muy difícil, no puedo imaginar cómo es vivir en Ucrania ahora mismo.

—Visto el debate que se ha generado en torno a figuras como Netrebko, Gergiev y Matsuev, ¿cree usted que los artistas pueden mantenerse fuera de cuestiones políticas?

—Su situación es especial, ya que ellos han estado muy claramente relacionad­os con Putin. En general, creo que el arte y la cultura tienen que construir puentes entre las personas, y no crear división. Cuando te posicionas políticame­nte puede ser que crees división, y por eso yo normalment­e evito hacerlo. Ahora bien, esto no es aplicable a situacione­s en las que se daña a personas, y en este caso está claro que eso está sucediendo. En casos así no puedes quedarte al margen. No se trata de meterse o no en temas políticos, se trata de comportars­e como seres humanos. Hay que tener empatía.

«En casos como el de Ucrania no puedes quedarte al margen. No es política, se trata de comportars­e como seres humanos»

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