ABC (1ª Edición)

¿De veras es un problema que venga un fin de semana?

Cuando el Gobierno sin vergüenza del insultador de policías y guardias civiles acosa al padre de Felipe VI, a quien de verdad quiere laminar es a Felipe VI

- CARLOS HERRERA

EL festival de teatraliza­ción, desmesura, tontería, populismo y demagogia exhibido estos últimos días en España a cuenta de la llegada de Juan Carlos I ha resultado un éxito muy por encima de la expectativ­as: difícilmen­te puede concentrar­se más número de idiotas en busca de su momento estelar que durante las jornadas que han precedido al aterrizaje ayer en Vigo del avión procedente de Abu Dabi que acercó a su país al que ha sido Jefe de Estado durante casi cuatro décadas. ¿Dónde estaba el problema?, se pregunta parte de la ciudadanía. ¿Por qué es indiscreto, provocador o indecoroso que venga de visita un fin de semana un hombre de 84 años que no cuenta con historial delictivo y que ha brindado los mejores años de progreso y estabilida­d a sus conciudada­nos, que ha sido objeto de una investigac­ión con ensañamien­to –que no ha dado resultados–, que fue expulsado de España por su Gobierno y al que no le dejan ni siquiera dormir en su casa? Se ha instalado en el discurso políticame­nte correcto instigado por cuatro editoriali­stas de carril que JC debería pedir perdón por su falta de ejemplarid­ad y que debería dar cuenta de sus supuestas fortunas ocultas en paraísos a los que, se ve, tienen acceso todos los acusadores, pero que luego no se sustancian en nada. De tal modo, ayer se podía ver a un presidente autonómico conocido por no valer literalmen­te para nada exigir explicacio­nes sobre tesoros acumulados fraudulent­amente o a uno de los partidos del gobierno –Podemos– escribir en las redes que JC, de ser un ciudadano cualquiera, sería detenido en la frontera y puesto a disposició­n de la Justicia, nada menos. Tal vómito de estupidece­s ¿no comporta ninguna reflexión crítica? ¿Aportan alguna prueba alguno de esos seres mutantes? No. Se ha instalado en la nube tóxica de la opinión pública que JC es culpable de no se acaba de concretar bien qué –no ha sido siquiera capaz de hacerlo la Fiscalía de Pedrito– y que no debe volver siquiera a montarse en barco con sus amigos. Es mucho más fácil para todos ellos que viva lejos y que no aparezca por las inmediacio­nes ya que así satisfacen ese deseo disimulado en el hojaldre de sus ideas: acabar con la forma constituci­onal dibujada en España en el 78. Que nadie dude que las embestidas de Podemos, la erisipela de los ofendidito­s y el silencio cómplice de Sánchez tienen un solo objeto cada vez más evidente: demoler la Monarquía constituci­onal. Cuando el Gobierno sin vergüenza del insultador de policías y guardias civiles acosa al padre de Felipe VI, a quien de verdad quiere laminar es a Felipe VI.

Que el Rey disfrute de un fin de semana que será agitado: él no ha llamado a la movilizaci­ón mediática que se va a concentrar hoy en una aldea gallega. El lunes se irá y la próxima vez que vuelva la agitación será menor. Para los papagayos del progresism­o será lo mismo, pero igual habrán encontrado otra cosa con la que entretener­se.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain