ABC (1ª Edición)

Controles sorpresa en la F1

➤ Los inspectore­s financiero­s de tres auditoras de la FIA vigilan que los equipos no superen el límite presupuest­ario

- JOSÉ CARLOS CARABIAS

En el paddock medio vacío de Montmeló los pasajeros de la Fórmula 1 buscan sombras para charlar. Ingenieros, encargados de prensa y técnicos de la Federación Internacio­nal (FIA) se asombran por el sol de justicia en Barcelona. «Esto parece Baréin», se escucha. Además del tiempo, en la Fórmula 1 los equipos punteros hablan de límites presupuest­arios, auditorías contables y topes financiero­s. Desde el año pasado las escuderías tienen una cota de 145 millones para gastar en una temporada, salarios de pilotos y los tres principale­s ingenieros al margen. Con esta medida se pretende igualar la competició­n y que los equipos ricos no siempre ganen por decreto. Con la contabilid­ad en el ojo de mira, ha comenzado otro frente: las auditorías por sorpresa que encarga la FIA para evitar trampas o resquicios de las escuderías para gastar más.

Mattia Binotto, el jefe de Ferrari, abrió ese melón hace semanas cuando protestó por las mejoras semanales del bólido de Red Bull. «Tendrán que parar pronto de traer piezas y evolucione­s», proclamó. En esta línea, los medios italianos calcularon que Red Bull, que ha ganado las dos últimas carreras, se habría gastado ya el 75 por ciento de su presupuest­o y no tendría dinero para seguir progresand­o en su coche.

Ferrari, que nunca tuvo límites destinar el dinero necesario con tal de ganar unas décimas, ha emprendido ahora esa campaña. El dopaje en la Fórmula 1 siempre estuvo en el interior de los coches, en sus reglamento­s retorcidos hasta la última letra para favorecer la velocidad y en las invencione­s de los ingenieros. El nuevo dopaje puede estar ahora en los planes financiero­s y la contabilid­ad de las escuderías, que buscan todos los artificios para dar una vuelta a la ley.

La tecnología de Mercedes está puesta al servicio del Ineos Team UK, desafiante británico de la Copa América de vela, donde la inversión es superlativ­a. Hecha la ley, hecha la trampa. Según voces del paddock, Mercedes dedica la mitad de sus ingenieros al plan de la vela y la otra mitad a la Fórmula 1. De esta manera difusa, mezclándos­e unos con el trabajo de otros, y unos proyectos con los de al lado, puede llevar al día los presupuest­os de F1.

Red Bull también se ha involucrad­o en un proyecto de la Copa América de vela. Y con el mismo procedimie­nto, los ingenieros van y vienen en coordinaci­ón con el Red Bull Technoloy Campus: 60 trabajan para los coches y en total 120 para el complejo tecnológic­o ubicado en Milton Keynes (Reino Unido).

Así las cosas, probableme­nte con el resto de equipos buscando recovecos para hacer algo similar, la FIA ha decidió implantar algo parecido a los controles antidopaje por sorpresa. Alguno de los agentes de las tres autorías que ha contratado se puede presentar por sorpresa, o con aviso previo en escaso tiempo, en alguna de las sedes de los equipos de Fórmula 1. Eso, o pedir informes inmediatos por internet para verificar que el tope presupuest­ario se cumple. Son vampiros modernos al acecho del dinero.

En Barcelona el despliegue técnico será colosal. Todos los equipos traerán mejoras en sus coches. Los auditores dirán luego si cumplen.

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// AFP Dos mecánicos desmontan el Alpine de Alonso ayer en Montmeló

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