‘Querellator’, el entrenador del fútbol modesto que echó a Villar
Cuando el Centro Nacional de Formación de Entrenadores (Cenafe) abrió sus puertas entró en conflicto de forma casi inmediata con la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Miguel Ángel Galán, un profesor de electricidad que pidió una excedencia para transitar por los banquillos de varios equipos modestos durante más de dos décadas, se atrevió a poner en marcha una academia para formar a los entrenadores fuera del paraguas federativo. «Y en ese momento me convertí en un fuera de la ley», señala desde hace años. «Tenía dos opciones: plegarme, como el resto, o luchar». Y eso es lo que lleva haciendo este empresario desde entonces. El hecho de que la RFEF no otorgase a sus alumnos la licencia UEFA para entrenar despertó su vena reivindicativa, que le ha llevado a presentar un sinfín de denuncias ante cualquier desliz federativo, ya fuera en época de Ángel María Villar o ahora, con Luis Rubiales al frente. «En la Federación me llaman ‘Querellator’», confesó en una entrevista en 2019.
Su mayor repercusión la alcanzó cuando en 2014 denunció a Zidane por ejercer como primer entrenador del Castilla sin la titulación requerida, lo que desembocó en una sanción de tres meses para el francés. Una querella que curiosamente repitió el año pasado con Fernando Torres. Sin embargo, aunque sus denuncias obtenían en ocasiones resultados favorables, Galán era visto como un personaje en busca de su minuto de gloria. Una percepción que cambió con la denuncia penal que interpuso en 2017 contra Villar por malversación de fondos públicos, apropiación indebida y prevaricación por el caso Haití y el caso Recreativo. La acusación acabó costando su puesto, tras casi 30 años, al mandamás del fútbol español.
Su victoria no frenó su ímpetu justiciero, que le llevó a impugnar las elecciones a la RFEF de 2020, a denunciar a Irene Lozano, presidenta del Consejo Superior de Deportes, por presunta prevaricación administrativa en el proceso electoral, o a Luis Rubiales cuando era presidente de la AFE por el supuesto uso de fondos de este organismo para reformar su casa. Y por el camino todavía tuvo tiempo de reclamar y pelear la propiedad industrial del VAR y de coquetear con una candidatura a la presidencia de la Federación.