Arrimadas gana tiempo hasta la refundación de Cs
► Mantiene el cargo por ahora y nombra un equipo político para el proceso renovador
Inés Arrimadas resistió ayer el doble cónclave de Ciudadanos (Cs). Mantendrá el cargo de presidenta al menos hasta que se complete el proceso de refundación anunciado la semana pasada, momento en el que someterá «todo», incluido su liderazgo, al refrendo de las bases. ¿Cómo? No se sabe. El partido sigue sin aclarar si se convocará una Asamblea General extraordinaria para culminar la renovación o si todo será cuestión de cosmética.
Lo que se evidenció ayer, primero en el Comité Ejecutivo de Cs y después en el Consejo General, es que los dirigentes del partido liberal han dejado de hablar el mismo idioma. «Un gran primer paso» para los afines de Arrimadas, que siguen siendo amplia mayoría, «una absoluta decepción» para una corriente crítica cada vez más numerosa y heterogénea, pero todavía sin poder para hacer frente a su líder.
La primera reunión, que se prometía más ‘fácil’ que la segunda por el supuesto mayor control que tiene Arrimadas sobre la ejecutiva, fue «muy tensa», según fuentes presentes consultadas por ABC. Otros dirigentes con asiento en la ejecutiva, sin embargo, trasladan a este periódico que el tono fue constructivo y muy alejado de la bronca que se vivió en el Comité Ejecutivo posterior al sainete murciano y la convocatoria de elecciones en la Comunidad de Madrid.
Entonces Toni Cantó se marchó de la reunión dando un portazo y anunció ante todos los medios su dimisión irrevocable ante la estupefacción de sus compañeros. Ayer no hubo conato alguno de rebelión. Nadie pidió la dimisión de Arrimadas, aunque sí hubo intervenciones críticas e insinuaciones de que alguien debería asumir responsabilidades tras el enésimo batacazo en las urnas: la desaparición del Parlamento andaluz.
Arrimadas, según informó ella misma en una comparecencia sin presencia de periodistas ni preguntas –la prensa no pudo ni acceder a la sede durante una jornada de más de ocho horas–, puso su cargo a disposición del Comité Permanente, su núcleo de confianza, y este después ofreció su dimisión en bloque al Comité Ejecutivo. Ambos extremos fueron rechazados. La sensación interna, también entre los críticos, es que no hay alternativa a Arrimadas, al menos a día de hoy. Desde el entorno de la presidenta destacaban que nadie reclamó ayer su dimisión ni planteó una alternativa al proceso de refundación que promueve.
No obstante, en el Comité Ejecutivo sí hubo una sensación de perplejidad entre algunos de los presentes. Hubo intervenciones para cerrar filas con su líder, como las de Guillermo Díaz y Daniel Pérez Calvo, y otras duras como las de César Zafra –mano derecha de Ignacio Aguado–, que dijo que la refundación que plantea Arrimadas es inviable como solución; y el eurodiputado José Ramón Bauzá, que reclamó un diagnóstico profundo que implica admitir sin reparos el error de la moción de censura en la Región de Murcia, origen de todos los males.
Dirigentes menos críticos e incluso afines pidieron sin éxito detalles del plan de refundación, como Félix Álvarez, Enrique Arriaga, Ignacio Gragera y Carlos Carrizosa, para poder trasladarlo en sus territorios. Una petición que se repitió por la tarde en el Consejo General, que prometía complicaciones y se quedó en réplica suave del encuentro de la ejecutiva.
Comenzó con el partido cerrando su sede a cal y canto, con un cartón para tapar la puerta transparente que da acceso a la sala de prensa donde se reunieron los consejeros, y terminó con afines y críticos aceptando a regañadientes el «plan secreto» de su líder.
La única novedad es la puesta en marcha de un equipo político que acompañará al técnico en el proceso de refundación, con Begoña Villacís como coordinadora autonómica –ayer habló de la necesidad de «una catarsis»– y Guillermo Díaz de portavoz. Lo completan Eva Masías, alcaldesa de Ciudad Real; Dimas Gragera, portavoz de Santa Coloma; el eurodiputado Adrián Vázquez; la portavoz balear, Patricia Guasp; la diputada María Muñoz; y el coordinador de Madrid capital, Mariano Fuentes. En seis meses, con el foco puesto en el municipalismo, Arrimadas quiere concluir la refundación, recibida con escepticismo por numerosos integrantes del partido.