ABC (1ª Edición)

Tradicione­s por los aires

La moda de las sudaderas con capucha ha llegado a St. Andrews, pero en la cuna del golf no les preocupa dar una imagen extraña si eso ayuda a difundir este deporte

- MIGUEL Á. BARBERO

Que en el norte de Escocia se sentaron las bases del golf es evidente; y que el Royal & Ancient de St. Andrews es el garante de dichas normas a nivel mundial, también. Por eso no deja de extrañar que en la celebració­n del 150 aniversari­o del Open Británico algunos jugadores hayan aprovechad­o el acontecimi­ento para lucir determinad­as prendas que no dejan de desentonar en este entorno.

Jugadores como Billy Horschell, Justin Thomas, Lee Westwood, Tyrell Hatton, Sahith Theegala o los dos primeros líderes, Cameron Young y Cameron Smith, jugaron sus vueltas con sudaderas deportivas con capucha, muy lejos del código de vestimenta que se estilaba hasta hace poco. Y esto es algo que llama la atención especialen­te en el Reino Unido, un país garante de las tradicione­s hasta el máximo, como sucede en Wimbledon. En el caso del tenis la costumbre marca vestir de blanco y eso no se cambia bajo ningún concepto, sea quien sea el deportista que pretenda sortearlo.

Sin embargo, con el libro de reglas en la mano, nada impide que los golfistas que esta semana actúan en el Old Course vistan de la manera que quieran. Lo único que indican las normas es que tanto ellos como sus caddies deben vestir de manera apropiada, con la única restricció­n de los pantalones vaqueros. Salvo eso, cualquier otra prenda está autorizada. «A mí personalme­nte no me gustan estas ropas y menos en un entorno como el que nos encontramo­s, donde se deberían respetar más las tradicione­s», explica José María Zamora, árbitro internacio­nal que se encuentra esta semana en el Open. «Pero dicho esto, reconozco que ofrecer una imagen más juvenil en los jugadores también puede contribuir a acercarnos más a ese tipo de público y a populariza­r el golf».

La misión de llevar este deporte a todos los lugares del planeta es la que contemplan desde el R&A de una manera altruista y, desde las firmas deportivas, desde una comercial. El director de la empresa textil Polo Swing, Juan Carlos Sevillano, lo tiene claro. «Nosotros tenemos estas sudaderas en nuestro catálogo y las vendemos muy bien en el segmento más juvenil de los golfistas», señala. «Es cierto que hay determinad­os clubes en los que cuesta más introducir­las, pero en el fondo es una moda y es cuestión de tiempo que se acabe imponiendo. Sobre todo porque las grandes firmas como Adidas, Under Armour o Nike apuestan claramente por ellas».

A nadie escapa que el futuro del golf pasa por los chavales y esta es una realidad a la que todos se aferran, empezando por los rectores de este juego universal. «No hay mejor escaparate que este torneo y este campo para ir introducie­ndo novedades. El golf debe ser clásico, pero las buenas ideas no hay que desecharla­s y mientras sean cosas que no afecten al juego no veo por qué no se pueden llevar a cabo», incide el empresario.

Los jugadores, divididos

Por lo que respecta a los golfistas profesiona­les, que a la postre son el espejo en el que se miran los aficionado­s, hay opiniones para todos los gustos. Los más veteranos van desde la negativa al excepctisi­smo, como apuntan Santi Luna o Miguel Ángel Martín. «Yo soy un clásico al cien por ciento y no me gusta esa tendencia», dice el madrileño, mientras que al onubense le basta con que «los jugadores vayan limpios y aseados; el tipo de ropa que lleven me da igual», dice con sorna.

La parte más joven la representa Sergio Parriego. El neoprofesi­onal de la Hípica no lleva ni un año en el escalafón superior, mas ya tiene una visión muy formada de lo que puede representa­r este movimiento para el futuro. «Es una cuestión interesant­e que hay que observar desde dos puntos de vista. Por un lado, creo que si pretendemo­s difundir la imagen de que el golf es un deporte más y una actividad moderna debemos utilizar ropa deportiva y a la moda; no obstante, dado que también es un juego tradiciona­l con unas normas centenaria­s tenemos la obligación de preservarl­as. Y en sitios tan emblemátic­os como St. Andrews mucho más».

El debate está servido y todos los puntos de vista son bienvenido­s. «A los chicos hay que alejarles del jersey de pico porque les recuerda al uniforme del colegio», concluye Sevillano.

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// ABC Cameron Young, lució su sudadera con capucha en el mítico Old Course de St. Andrews
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