Vingegaard aguanta las estocadas del bicampeón
► Matthews se impone en el día que Pogacar intenta despegarse, sin éxito, del lider danés
Allí donde el equipo ONCE puso contra las cuerdas la supremacía de Miguel Induráin, allí donde Omar Fraile ganó la última etapa española en el Tour de Francia hace ya cuatro años, en la ascensión a la vieja y empedrada Mende, el bicampeón Tadej Pogacar trata de recuperar lo que fue suyo. Allí, donde finaliza esta decimocuarta etapa, el esloveno sigue la rueda del líder Vingegaard y espera su oportunidad.
Esta llega en el ecuador del puerto, cuando el pelotón se estrecha, las rampas parecen muros y los escaladores sufren. Tadej se lanza al ataque, descuelga a Thomas y a Yates, mira hacia atrás y, a pocos centímetros de su espalda, inmune, está el maillot amarillo. Pogacar no cesa en su empresa, se levanta de su bicicleta una y otra vez y trata de llevar al límite al líder danés. Quiere recortarle unos segundos antes de los decisivos Pirineos, pero el danés parece de piedra. Inevitablemente, ambos colosos llegan a la meta como lo han hecho en el grueso de este Tour: solapados. Solo el nórdico en el Granon pudo romper la adherencia y, de momento, aquella brecha le mantiene al frente de la general.
Unos minutos antes del duelo de favoritos, Luis León Sánchez intenta cortar la sequía de un ciclismo nacional que un día fue grande. El murciano se cuela en la escapada, comienza la dura y última ascensión del día en cabeza y sueña con volver a vencer en la cuna del ciclismo diez años después.
Sin embargo, como ya ocurrió hace unos días en Megève donde ya acarició el triunfo, su quinta victoria de etapa en la cita gala se le resiste. Es el oceánico Michael Matthews quien celebra tras aguantar con sufrimiento a la rueda de Bettiol, apretar los dientes y atacar en el último repecho antes de la gloria. El de Camberra culmina la etapa en solitario, alza los puños y grita: «Siempre sigue creyendo» al cruzar la meta. Para su equipo, el Bikeexchange, y para él, este Tour ya ha merecido la pena.