Alpargata, con esparto y yute hasta la Quinta Avenida
∑Desde el corazón de la muy ‘independentista’ Gerona, Castañer se convierte en emblema de la Marca España
El proceso de fabricación mantiene su carácter manual desde principios del siglo XX
Las primeras estaban hechas de algodón y esparto, pero con el tiempo los sustituyó el yute
Decía Salvador Dalí que para llegar a ser universal hay que partir de lo que tienes cerca. Esta es la idea con la que una empresa familiar dedicada a la producción de alpargatas desde el siglo XVIII reinventó en su día este calzado. Lo convirtió en algo elegante. Capaz de mirar de tú a tú a las grandes marcas e inmiscuirse en el mundillo de la alta costura. Alpargatas Castañer (1927, Bañolas) está posicionada a día de hoy como líder del sector en España, exporta el 80 por ciento de su producto y cuenta con clientes de la talla de la Reina Doña Letizia o la primera dama de los Estados Unidos.
¿Pero cómo ha llegado un producto fabricado en el seno de la Cataluña rural a los principales escaparates de la Quinta Avenida de Manhattan? ¿Cómo ha llegado un producto manufacturado en la provincia de Gerona, corazón del independentismo, a ser uno de los productos más reconocidos de la Marca España? Rafa Castañer, responsable de diseño y nieto del fundador de la compañía, abre las puertas de una de sus fábricas a ABC e intenta explicar el secreto de una firma con los pies en el territorio pero con presencia ya en medio mundo. Entre pilas de material y la percusión de fondo de las viejas máquinas con que aún se fabrican sus alpargatas, la política queda fuera de las paredes de los talleres. «Somos una empresa gerundense, catalana y española». Punto.
El principal activo de Castañer son los diseñadores, que se encargan de convertir la humilde materia prima –antes esparto, ahora yute– en un calzado elegante y fresco, ideal para el verano, explica Castañer. Desde la empresa aseguran que el secreto de su éxito es haberse mantenido siempre fieles a los pilares de la marca, que son la artesanía, el carácter mediterráneo y la atemporalidad. De hecho, este es uno de los principales valores de la compañía en tanto que no existe, según el responsable, «nada peor en el mundo» que estar de moda, porque la gente se cansa rápido de ti.
Artesanía
De hecho, el proceso de fabricación de Castañer mantiene su carácter manual desde principios del siglo XX y no tienen previsto derivar hacia otro tipo de producción. La artesanía, insisten, es el valor diferencial de la marca y acceder al interior de la fábrica de Bañolas es una experiencia cercana a retroceder en el tiempo. Todavía conservan en buen estado la maquinaria de los años veinte que diseñó el abuelo de Rafael Castañer y que siguen usando para la fabricación. Guardan bajo llave todos los planos por si uno de los ingenios sufre una avería y deben repararlo. Arqueología industrial al servicio de los escaparates de Claudio Coello y Paseo de Gracia.
Las primeras alpargatas estaban hechas de algodón y esparto, pero con el tiempo este último material fue sustituido por el yute, procedente del sudeste asiático, más resistente y fácil de manejar. El proceso de fabricación apenas ha cambiado en cien años. Se inicia con el trenzado del yute para después urdir la trenza en forma de espiral y preparar así la suela. Después, esta debe ser cortada y cosida. En la actualidad se le añade una capa de goma para darle resistencia al agua, y solo queda añadir el talón y la cuña si se precisa. Y la alpargata
está ya lista para el acabado.
«No fue fácil llegar hasta aquí», insiste Rafael Castañer, que resume en pocos minutos la totalidad de un siglo de historia. De los modestos inicios a la Guerra Civil, cuando la República nacionalizó la fábrica para calzar a los soldados del Ejército Popular. De la larga posguerra a la llegada del turismo a la Costa Brava en los sesenta, cuando con la introducción de las telas de colores en las alpargatas comenzaron a seducir a los primeros visitantes. «A la gente le encantó», afirma el directivo antes de narrar el que se puede considerar el punto de inflexión de la alpargata. Sucedió por casualidad en 1974, en una feria de París. El diseñador francés Yves Saint Laurent conoció a la familia Castañer y vislumbró las posibilidades de su producto. Les encargó una ‘alpargata con cuña’, algo inédito en la época. El resto, como suele decirse, es historia. En ese momento cambió para siempre el devenir de este calzado, que pasó de ser considerado algo campestre y montaraz a un elemento propio de la alta costura, capaz de colarse en las principales boutiques del mundo.
Después del crecimiento meteórico de los años 80, en 1994 Castañer abrió su primera tienda física en Barcelona, que fue un éxito y sentó la base para expandirse a otras ciudades como Madrid, París o Tokio. En la actualidad la marca cuenta con 25 tiendas propias en países como Francia, Estados Unidos, Chile, República Dominicana y Colombia. Exporta el 80 por ciento de su producto y lo distribuye en más de 750 puntos de venta multimarca. Todo ello permitió a Castañer cerrar 2021 con 19,3 millones de euros de facturación, un 2 por ciento más que en el año anterior.
Salto adelante
La última década ha supuesto un salto adelante para la compañía, que ha visto disparada su fama internacional. En 2014 ficharon como director general a Domingo Barrachina, que había trabajado en Tous, para liderar su estrategia de internacionalización. Éste se encargó de rediseñar por completo la estructura interna de la empresa y profesionalizar su gestión. También elaboró un plan de comunicación y márketing que incluye, entre otras cosas, la apertura física durante el verano de ‘pop-ups’ (tiendas efímeras) en La Roca Village y Las Rozas Village; la creación del club online ‘We are Castañer’, que actúa como un programa de fidelización, y una estrategia de ‘gifting’ (regalo de productos) a ‘influencers’.
En la actualidad, la alpargata es un producto básico de cada verano, gracias en parte al buen hacer de Castañer durante el último siglo. En 2022 se anunció la colaboración de la marca con el diseñador francés Joseph Altuzarra, uno de los más importantes del mundo. Desde su creación, la empresa ha trabajado con nombres de la talla de Paul Smith o el propio Saint Laurent y ha confeccionado calzado para marcas tan exclusivas como Chanel, Hermès o Louis Vuitton. Todo esto, sin perder la esencia artesanal que la hizo grande y combinando el espíritu innovador con el respeto por la tradición. Alpargata catalana pisando fuerte en la Quinta Avenida. De lo local a lo universal.