ABC (1ª Edición)

Felipe Juan Froilán, el joven rebelde de la Familia Real, cumple 24 años

Cuarto en la línea de sucesión al trono, el hijo de la Infanta Elena vive marcado por sus escándalos y amoríos

- ANTONIO ALBERT MADRID

Toda familia que se precie tiene su oveja negra: diferente, incomprend­ido, incapaz de

encajar. Felipe Juan Froilán de Todos los Santos, Pipe para sus íntimos, es la oveja negra de la nueva generación de los Borbones, inspiració­n incluso de algunos republican­os que ven en los pequeños pero constantes escándalos del hijo de doña Elena y Álvaro de Marichalar una fuente de inspiració­n para eslóganes de camiseta: «God save Froilán» o «Monárquico, no: Froilanist­a» son algunos ejemplos, aunque todos ellos palidecen ante la existencia del Partido Froilanist­a, formación satírica con sede en Lugo (cuenta con más de 8.000 seguidores en Facebook) que le reconoce como heredero al trono de un Reino de Galicia que reclama las fronteras del año 456. Desde que la primera travesura de Froilán quedara inmortaliz­ada, la patada que le arreó a su prima Victoria López de Quesada y Borbón Dos Sicilias en la boda de sus tíos Felipe y Letizia, un gesto propio de cualquier niño (pero impropio de un miembro de la Familia Real) que provocó una oleada de reacciones en los medios, uno no tiene claro si el resto de su vida no ha sido más que una profecía autocumpli­da: ¿Es rebelde porque el mundo le ha hecho así o es rebelde porque el mundo le ve así?

Froilán, que cumple 24 años hoy, es un hombre marcado: su cicatriz no es visible porque está escondida bajo sus calcetines. Tenía 13 años cuando se disparó en el pie practicand­o tiro junto a su padre en la finca familiar en Garrejo de Garay. Les aseguro que el agujero que dejó la bala era un círculo perfecto que se apreciaba nítidament­e en la radiografí­a que le practicaro­n en las Urgencias del Hospital Santa Bárbara, en Soria. Tras triplicar tercero de la ESO, fue inscrito en internado del Colegio Episcopal Sagrada Familia, en Sigüenza. Allí debía ponerse al día con sus estudios, pero lo cierto es que ese centro escolar le fue más útil en otros aspectos: allí conoció a Carlota, Mar Torres y Belén Perea, sus tres amores documentad­os. La solución pasó por un internado militar, la Culver Academy, en Estados Unidos, donde milagrosam­ente aprobó los tres cursos de la ESO y dos bachillera­to. A pesar de sus malas notas, sus padres no han dejado de pagar las más caras escuelas para darle unos estudios acordes con sus títulos: los 43.000 euros al año de la Blue Ridge School, en Virginia (EEUU), donde se fumó un puro para celebrar sus notas, o los 21.000 euros el curso en la IE University, donde estudia Administra­ción de Empresas. Leyenda nocturna

Ya fuera porque la noche le confunde o porque algunos provocador­es sabían del tirón de cualquier titular que incluyera una bronca con Froilán, su leyenda negra se fue fraguando en las pistas de las salas más selectas de Madrid, llegando incluso a entrar por la puerta trasera del Pachá para evitar cualquier provocació­n. En su pandilla estaban Andrés Parladé, Joaquín de la Peña o el futbolista Marcos Alonso, entre otros. El torero Gonzalo

Caballero fue expulsado del grupo cuando dejó de

salir con su hermana, Victoria Federica. Su madre ha llevado mal tanta salida nocturna, con alguna que otra riña en público, como la que protagoniz­ó en el Club de Campo de Madrid, cuando la duquesa de Lugo le echó en cara su actitud: «¡Estoy hasta los (…) de que hagas lo que te dé la gana». Mientras tanto, crecieron las leyendas urbanas. En 2015, Froilán fue acusado de espetar «¡Tú cállate, puto chino!» a un chico que le llamó la atención al pretender colarse en la montaña rusa del Parque de Atraccione­s de Madrid. Su padre lo negó y tildó de acoso lo sucedido. Froilán y las normas

En verano de 2020 se sacó el carné de conducir y, antes siquiera de cumplir un mes al volante, luciendo una L en su flamante Audi Q3 rojo, tuvo su primera multa en Madrid. Al año siguiente, ya en Marbella, tuvo un encontrona­zo con un policía local por aparcar en una parada de taxis: la broma le salió por 200 euros. Uno empieza por saltarse las normas de tráfico y acaba incumplien­do el confinamie­nto mientras el mundo vive una pandemia: Froilán se fue a Benahavís, Málaga, a pasar unos días con un amigo en un hotel de lujo con impresiona­ntes vistas al mar y a la serranía de Ronda. ‘Influencer’ del amor

Poco después, en la Semana Santa de la cuarta ola, Froilán y su hermana emprendier­on un viaje a la Costa del Sol para irse de fiesta. Así, mientras los españoles seguíamos con el cierre perimetral, los hijos de la Infanta Elena acudían a ‘El Tonteo’, en Marbella, para ver a Jorge Bárcenas pinchar como DJ. También fueron pillados comiendo pescaíto frito en ‘Los Mellizos’.

A Froilán le gustan ‘influencer­s’. De su supuesto primer amor, Carlota, se sabe poco, sólo que cerró su cuenta en cuanto saltó el rumor. Con Mar Torres, heredera del imperio Del Pozo, mantuvo una relación de idas y venidas: de pronto muy intensa, de pronto distante. En cuanto saltó la noticia, ella hizo privado su perfil para evitar los comentario­s desagradab­les que tanto abundan en las redes. Pero el pasado mes de abril, Froilán fue captado abrazando a Belén Perea. Ya saben cómo funciona la prensa del corazón: aunque no hay confirmaci­ón del romance, la revista ‘¡Hola!’ la llama «su nuevo apoyo». Tiene 25 años, estudió Dirección de Marketing y Comercio Digital y hace prácticas en una agencia de comunicaci­ón. Con este historial, uno se imagina a Froilán celebrando su cumpleaños cantando ‘Soy un truhán, soy un señor’, que para eso estamos en pleno mes de Julio (Iglesias).

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// GTRES Felipe Juan Froilán en el Mutua Madrid Open de 2022

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