El doble de Felipe González y otros castings para la historia
El libro ‘Tras el reparto’ entrevista a 39 profesionales de un oficio fundamental pero poco conocido y sin la recompensa del premio Goya
«Mcomo i padre se llamaba Américo, yo, pero cuando me fueron a bautizar el cura dijo que San Américo no existe y me pusieron delante Miguel», cuenta Américo Piñeiro, ya jubilado, uno de los 39 directores de casting entrevistados en el libro ‘Tras el reparto’, editado por Autografía. A lo largo de cuatro décadas, ha trabajado con muchas estrellas de nuestro ‘star system’ doméstico. También fue responsable de traer a España al canadiense Hervé Villechaize, el doble ‘a escala’ de Felipe González, un milagro en la TVE de los 80.
Los primeros en leer ‘Tras el reparto’ deberían ser los actores, porque encontrarán consejos para las temidas pruebas. El autor es Miguel Ángel Toledo, aunque es una obra colectiva, coordinada por Alba Santacreu.
A lo largo de casi tres años, se grabaron 72 horas de entrevistas con los corresponsables de elegir a los actores en títulos como ‘Los hombres de Paco’, ‘Élite’, ‘Fariña’, ‘Hierro’, ‘El comisario’, ‘El Ministerio del Tiempo’, ‘Historias para no dormir’, ‘Hospital central’, ‘Águila Roja’, ‘Los Serrano’ y ‘El Príncipe’. También de películas internacionales, como ‘Vicky Cristina Barcelona’, ‘Killing Eve’, ‘Fast & Furious 6’, ‘CSI: NY’, ‘El perfume’ y ‘El maquinista’, entre otras.
Piñeiro rememora el episodio con Gurruchaga. «Él había visto en algún sitio a un actor que se parecía a González. Lo buscamos durante una semana. A una ayudante del equipo le sonaba de la serie ‘La isla de la fantasía’ y, en efecto, allí aparecía Villechaize. Lo llamé y estaba encantado, aunque no sabía para qué venía. Fui a buscarlo al aeropuerto y de camino a la tele le expliqué su papel. ‘Te vas sentar en las rodillas del presentador, que estará disfrazado de señora, y tú haces como si fueras el presidente del Gobierno’. Le enseñaron unas fotos de González fumando, pidió un puro y organizó el personaje. Y salió en TVE. Se acabaron cargando el programa, no sé si por eso. Con Gurruchaga era divertidísimo trabajar y yo estaba por la labor», relata Piñeiro.
No muy apreciados
Este pionero del casting también fue realizador de ‘La bola de cristal’ y trabajó en ‘El circo de TVE’. Que se publique un libro sobre su oficio «es importantísimo», asegura. «Es absolutamente desconocido y no muy apreciado ni siquiera en la profesión. No hay ni premios Goya. El guion es lo más importante, pero el siguiente paso es el casting. Hace 20 o 25 años yo pedía el Goya para tener reconocimiento público. No se me hizo ni caso».
Cuando un reparto deslumbra, añade Américo Piñeiro, «el mérito se lo apunta el director, porque reconocer el nuestro es quitárselo a él. No les gusta nuestra presencia. Algunos tienen incluso cierto recelo, no todos».
En cierto modo, se parecen a los ojeadores de fútbol. Tiene gracia, porque durante 15 años fue presidente del Club Deportivo Tetuán. «Compartía el casting con el fútbol y he tenido hijos futbolistas. Son dos mundos paralelos, expuestos al público y con representantes que luchan a muerte. Yo defiendo su labor, aunque algunos abusan».
¿Se lleva bien con ellos? «Estoy casado con una, María Isabel de la Fuente, también jubilada. Son los primeros interesados en que funcionen los actores. He desconfiado mucho de los que van a la calle a buscar a alguien para una película. Ser actor es algo muy difícil, que exige tiempo, formación, trabajo, constancia. Es duro y sacrificado. No puedes buscar la casualidad».
Piñeiro tenía una base de datos con 12.000 actores. «No he tenido nunca necesidad de memorizar, pero sí gran facilidad para quedarme con situaciones y los rostros». Otro rasgo necesario es saber tratar a los actores: «Son personas que buscan trabajo, a menudo inseguras, con los sentimientos a flor de piel. Hay que tratarlos con cariño». Más difíciles aún son los niños: «Es de locos con ellos, porque están los niños y están los padres. Y deben seguir estudiando, no son profesionales. Hay que tratarlos como si estuviesen jugando».
«Las pruebas no se le dan bien a casi nadie», explica Américo. «Por las prisas o porque ni le han dado importancia, que casi es lo mejor, o le dan demasiada y vienen bloqueados. He visto de todo. Recuerdo a una actriz que optaba a un papel cómico y se echó a llorar en la prueba. Era desconcertante, pero no la corté. Resulta que la había dejado el novio y sacaba esas emociones. Era buena actriz. Me dejó desarmado».
«Otros llegan, se ponen de frente y de perfil y te preguntan: ‘¿Ya me voy?’. Perdona, ni hemos encendido la cámara. Llegan con ganas de irse. No sé para qué van. Y otros entran en el estudio con un aplomo que flipas, como Silvia Abascal. Luego hay gente a la que explicas el personaje y te hacen uno que ya hacían en otra serie. Es un mundo complicado y maravilloso».
Descubrir talentos
Modesto, Piñeiro asegura que «es raro descubrir a alguien». Hay casos. «Yo era realizador de ‘La bola de cristal’ cuando vi a Pedro Reyes y Pablo Carbonell. El otro día, Pablo dijo que a ellos no los habían descubierto en el Retiro. No dije nada, pero yo sí los vi allí haciendo una parodia con un guante. Nos pusimos en contacto y acabaron aquí».
«Con Emilio Aragón trabajé en el circo, siendo ayudante de dirección de Miliki. Luego, estando en Telecinco con Valerio Lazarov, él tuvo una bronca espectacular con José Luis Moreno. Había que sacar ‘VIP noche’ en una semana y me acordé de Emilio, que estaba en Canal Sur. Así inició su andadura, pero no lo descubrí yo, acerqué a las partes».