ABC (1ª Edición)

El choque con Bolaños por Pegasus deja a la ministra en una situación complicada

- P. MUÑOZ

Margarita Robles sopesa llevar los actos del Día de la Fiesta Nacional fuera de Madrid en un momento en el que distintas fuentes cuestionan su continuida­d en el Gobierno en caso de que Pedro Sánchez decida remodelar su gabinete de cara al tramo final de la legislatur­a. En principio, y tras la crisis en el PSOE abierta por la dimisión de Adriana Lastra como vicesecret­aria general, solventada con el Comité Federal del pasado sábado, esa hipotética renovación no llegaría hasta el otoño. No obstante, los nombramien­tos de varios ministros en puestos claves de Ferraz podrían precipitar los acontecimi­entos.

El caso Pegasus de espionaje a líderes independen­tistas, y el sufrido también en los teléfonos de la propia Robles, de Pedro Sánchez, de Fernando Grande-Marlaska y de Luis Planas, por el que tuvo un enfrentami­ento con el ministro de la Presidenci­a, Félix

Bolaños, hace que muchos incluyan a la ministra de Defensa en las quinielas de los salientes en esa hipotética crisis de gobierno.

Robles imputó al Ministerio de la Presidenci­a la responsabi­lidad del espionaje al presidente del Ejecutivo y Bolaños, hombre fuerte del Gobierno tras la remodelaci­ón del gabinete ministeria­l del verano pasado, se la endosó a ella, a través del Centro Criptológi­co Nacional, adscrito al CNI.

La salida de la ministra de Defensa, además, sería vista con buenos ojos por los socios de gobierno de Pedro Sánchez, Unidas Podemos, y por supuesto también por los nacionalis­tas, en especial ERC, que ya exigió su dimisión con motivo del espionaje a sus líderes por parte de los servicios de inteligenc­ia. Entonces se conformaro­n con la destitució­n de la directora de los servicios de Inteligenc­ia, Paz Esteban, muy próxima a Robles, pero el relevo de la titular de Defensa sería interpreta­do por esos sectores como una victoria.

Precisamen­te el control del CNI es otra batalla abierta. Margarita Robles, hasta ahora, ha conseguido que siga dependiend­o de Defensa, pero cada vez hay más personas en La Moncloa que consideran que los servicios de Inteligenc­ia, por su propia naturaleza y funciones, deben estar adscritos a Presidenci­a del Gobierno. Pedro Sánchez, influencia­do por Bolaños, podría aprovechar esa crisis de gobierno para hacer de forma menos traumática un cambio de ese calado, con Robles ya fuera de juego.

Al fondo, no obstante, aún está el debate no afrontado de una reestructu­ración, imprescind­ible para muchos, de todos los servicios de Inteligenc­ia en España. Según ese nuevo modelo operarían, cada uno en su ámbito, bajo una misma estructura que debería estar liderada por una persona de prestigio e independie­nte, adscrita a Presidenci­a del Gobierno.

Su salida del Ministerio Defensa podría ser aprovechad­a para que el CNI volviera a depender de Presidenci­a del Gobierno

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