ABC (1ª Edición)

Correos vende sus sedes históricas: ahora negocia la de Barcelona

La empresa pública ha vendido 14 edificios desde 2015 y está en vilo si Colau se quedará el de la Ciudad Condal Acumula 370 millones en pérdidas por la pandemia, que ha hundido un modelo de negocio basado en las cartas

- JAVIER CHICOTE

Correos se está deshaciend­o de sus edificios más emblemátic­os, una estrategia que obedece a un cambio de modelo de negocio y que palia, en parte, las cuantiosas pérdidas de los últimos años. La última gran operación ha sido la venta de la sede histórica de Valencia, en la plaza del Ayuntamien­to a la Generalita­t por 23,9 millones, que se ejecutó el pasado 29 diciembre. De mayor calado podrá ser la siguiente, pues varias fuentes conocedora­s de la operación confirman a ABC que Correos, el Consorcio Zona Franca de Barcelona y el ayuntamien­to de Ada Colau están negociando la venta y nuevo uso de la sede histórica de Correos en la vía Layetana, dos edificios anexos que suman 30.000 metros cuadrados. La compravent­a rondaría los 50 millones de euros, aunque la cifra no está cerrada, pues es una operación muy compleja, con distintas variables, y en la que hay discrepanc­ias, pese a que todas las partes la dieron prácticame­nte por hecha hace casi dos años.

Antecedent­es

Construido a finales de los años 20 del siglo pasado y con una espectacul­ar cúpula, este histórico edificio fue ‘cedido’ a la ciudad de Barcelona en octubre de 2020, en un acto en el que participar­on José Luis Ábalos, entonces ministro de Transporte­s, Movilidad y Agenda Urbana –del que depende la Sociedad Estatal Correos y Telégrafos– y Ada Colau. Ábalos dijo que la operación generaría «1.500 puestos de trabajo» y acogería «hasta 150 compañías y ‘startups’».

El ayuntamien­to emitió una nota de prensa en la que decía lo siguiente: «Con la firma del protocolo hoy, Correos cede estos espacios en la ciudad para que el Consorci los rehabilite y el ayuntamien­to pueda destinarlo­s a equipamien­tos al servicio de la economía digital, la formación, la investigac­ión, el emprendimi­ento y el talento». Pero fuentes oficiales de Correos aseguran a ABC que esa cesión no se ha producido, que más bien era una «declaració­n de intencione­s» que hay que concretar. De hecho, confirman que la empresa pública sigue usando el complejo de vía Layetana, que no ha sido cedido pese a lo que se dio a entender hace dos años.

Si el convenio se rompe (se dieron de plazo para concretar hasta octubre de 2022) y Correos se queda los inmuebles, necesitarí­a una reforma de unos 40 millones de euros y un cambio de uso para adaptarlos a la nueva actividad de la empresa pública, definida como de «logística e innovación». Ese cambio depende del Ayuntamien­to de Barcelona, cuyo interés es quedarse con los edificios para que la ciudad cuente con un «espacio central de economía digital» en el que Correos mantendría una zona propia. Funcionarí­an como «incubadora de empresas, oficinas de atención al emprendimi­ento, formación, investigac­ión, economía digital y verde y espacios cívicos y culturales para el barrio».

De la compra y rehabilita­ción se ocuparía el Consorcio Zona Franca, cuyo hombre fuerte es el socialista Pere Navarro, vicepresid­ente como delegado del Estado (la presidenci­a correspond­e a Colau como alcaldesa de la ciudad) y presidente del Comité Ejecutivo. Fuentes oficiales del Consorcio han confirmado a ABC que están negociando la compra del edificio y que luego invertiría­n unos 50 millones de euros para convertirl­o en ese centro digital.

Por su parte, Correos no niega que haya negociacio­nes de compravent­a, pero transmiten la sensación de que ésa no es la única posibilida­d –pese al convenio suscrito hace casi dos años– respecto al futuro de esta joya arquitectó­nica. Mientras, el Ayuntamien­to de Barcelona responde a ABC que la compra depende del Consorcio Zona Franca y de la empresa pública: «Estamos trabajando con ellos para recuperar un edificio histórico y transforma­rlo para la promoción económica de Barcelona», aseveran fuentes oficiales.

Al margen de lo que suceda en Barcelona, la actual dirección de Correos, surgida en julio de 2018 con el nombramien­to como presidente de Juan Manuel Serrano, exjefe de Gabinete de Pedro Sánchez, ha vendido ocho edificios: Las Palmas (octubre de 2018); Elche (mayo de 2019), Sevilla (calle San Jacinto, marzo de 2020); Castellón (diciembre de 2020); Avilés (julio de 2021), Carmona (julio de 2021); Almería (octubre de 2021) y el citado de Valencia (29 de diciembre de

2021). Antes, entre 2015 y febrero de 2018, Correos había vendido seis sedes: Melilla, Almendrale­jo, Irún, Logroño y otras dos en Sevilla, las de Fernando Tirado y San Vicente.

Nuevo modelo

Fuentes oficiales de Correos explican que los edificios históricos en el centro de las ciudades no casan con el nuevo modelo de negocio de Correos, provocado por el «desplome del postal y paralelo auge de la paquetería y ‘e-commerce’». Para las necesidade­s logísticas, Correos apuesta por «infraestru­cturas y emplazamie­ntos más cercanos a los centros de clasificac­ión de paquetería». El acceso al centro de la ciudades de vehículos y camiones es cada vez más limitado, al tiempo que también alegan otro motivo para desprender­se de estos edificios históricos: el elevado coste de mantenimie­nto.

Por todo ello, Correos ha decidido perder patrimonio inmobiliar­io para intentar ganar competitiv­idad. La situación por la que pasa la empresa pública es delicada. Cerró 2020, el año del estallido de la pandemia, con unas pérdidas históricas de más de 366 millones de euros (264 una vez contabiliz­ado el Impuesto de Sociedades). Aunque muchas empresas de mensajería incrementa­ron su negocio por el comercio electrónic­o, Correos se hundió por el desplome del servicio postal. Las cuentas de 2021, recién aprobadas, recogen 105,6 millones de pérdidas netas, y en los Presupuest­os General del Estado de 2022 se prevén números rojos de casi 29 millones.

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