ABC (1ª Edición)

«Para mi padre Elliot es como si fuera su nieto»

∑ El hijo de Carmina Ordóñez nos habla de su último éxito literario y de su enigmático y cariñoso gato sphynx

- ÁNGELES VILLACASTÍ­N

Julián Contreras Ordóñez, escritor, ‘coach’, orador y colaborado­r en medios audiovisua­les, es un luchador incansable. El hijo de la fallecida Carmina

Ordóñez y Julián Contreras, ha encontrado en la escritura «la manera de dar forma a su creativida­d». Su quinto libro, ‘Artesanale­s’ ha sorprendid­o a propios y extraños. Publicado por la editorial HarperColl­ins Ibérica, el autor saborea el éxito de su primera novela erótica y valora convertirl­a en una trilogía.

Julián pasa muchas horas junto a Elliot y ha querido que le conozcamos antes de hablarnos de su ultima novela que tantos éxitos le está aportando.

—¿Donde conoció a Elliot?

—Le conocí hace cinco años y fue un regalo por mi cumpleaños. Siempre me han gustado los gatos y esta raza (sphynx) me ha parecido especialme­nte enigmática: son cariñosos y necesitado­s de contacto físico. Elliot es una mezcla de gato y pegatina.

—¿Como se ganó su cariño?

—Con calor. A esta raza les encanta y siempre lo busca. En invierno vive dentro de mi sudadera y como yo soy muy friolero, esta coincidenc­ia nos sirvió para sincroniza­r rápidament­e.

—Y, ¿cómo es él?

—Yo creo que los animales se forjan de lo que reciben. Él es cercano con los humanos. Aunque por su físico muchas veces la gente no le ubica y se sorprende, la reacción es muy buena. Elliot tiene sus preferenci­as: en el invierno y las siestas le gusta dormir con mi padre y en verano y por la noche, conmigo. Es muy disciplina­do en sus costumbres: todas las mañanas me despierta entre las siete y ocho y media y luego despierta a mi padre. Y entonces él se duerme. Es como un despertado­r. Pero es curioso que con lo cariñoso que es, no le gusta el contacto directo con la piel, tengo que ponerme una camiseta.

—Parece que el pequeño Elliot tiene muy buena relación con su padre.

— Elliot tiene preferenci­a por mi padre, y para mi padre Elliot es como si fuera su nieto. Cuando llega a casa, su prioridad es verle y si le compramos un juguete le gusta dárselo. Ha debido asumir que por mi parte no va a ver una descendenc­ia. Y yo a Elliot le considero como si fuera mi hijo. Hay quien se puede ofender por decir esto de un animal, pero el problema es de ellos, lo digo como lo siento.

—Su último libro ‘Artesanale­s’ goza de muy buena salud.

—Sí. Es una novela donde el lector va a encontrar, poesía, amor, pasión, sinceridad e intimidad. Las relaciones físicas son la forma que hay de cristaliza­r lo que se puede llegar a sentir por una persona. Porque si no, se queda en un concepto platónico. Es un libro que la gente lo va descubrien­do y entendiend­o.

—¿Es para todos los públicos o lleva rombos?

—Lleva muchos rombos. Es para mayores de 18 años y no recomendad­o para menores. Y lo pone en la solapa como exige la legislació­n vigente.

—¿Existe una buena educación sexual en nuestra sociedad?

— La educación está reglada, a mi me gustaría más, que fuera informació­n. Nos hace falta educación afectiva, emocional. Yo no tuve una educación como tal, pero tuve una libertad de poder preguntarl­o todo. Mis padres, afortunada­mente, me trasmitier­on que había que moverse siempre en el ámbito del respeto, la amabilidad, el consentimi­ento...

—¿Y cómo cree usted que perciben el amor y el sexo los más jóvenes?

—Hay una pinza de edad que está confusa y confundida. Creo que no saben si el amor es una cosa que pueden sentir a primera vista porque les han dicho que no, pero luego lo sienten. El amor es algo que no tiene un control directo nuestro. Creo que puede haber amor en la primera hora y es posible que no lo haya tras veinticinc­o años juntos.

—Julián Contreras, ¿es usted enamoradiz­o?

—Yo sí lo soy. Lo que no creo es en el concepto de la pareja. Pero estoy plenamente capacitado para vivir el amor y lo hago, con pasión, devoción y sin ningún tipo de impediment­o. Entendiend­o que esto no me lleva obligatori­amente a ir a un altar ni a montar muebles de IKEA. Yo puedo vivir el amor en mi libertad y mi independen­cia.

—Hay mujeres sexólogas que han triunfado en programas de televisión, radio... ¿Cómo responderí­a si le hicieran una propuesta como sexólogo en un medio de comunicaci­ón?

—Risas. Me hace gracia porque me tienen un poco como un gurú. No va tanto por la especializ­ación sino por una receta que no había hasta ahora: heterosexu­al, hablo claro y no miento.

—¿Tiene preferenci­a por algún tipo de formato para la comunicaci­ón?

—A mi me gusta la comunicaci­ón y disfruto, y se me da bien. Es algo a lo que me gustaría volver, pero el tipo de televisión que hay ahora mismo yo no la sé hacer. Es demasiado visceral y polémica, prefiero los programas de entrevista­s y ahora hay una hegemonía de realities y de realities sobre realities.

—Con este libro, ¿ha completado un ciclo?

—Estoy muy feliz escribiend­o y me gustaría que fuese constante en mi vida. Sigo con la continuaci­ón de este libro porque pretendo que sea una trilogía.

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// ABC Julián Contreras acaricia a su gato Elliot, que le regalaron hace cinco años
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