Los republicanos planean una comisión sobre la retirada de Kabul si recuperan el Capitolio
▶ Biden mantiene que aquella decisión fue adecuada y esgrime la muerte Al Zawahiri, líder de Al Qaida
La retirada de Afganistán hace un año marcó un punto de inflexión para la presidencia de Joe Biden. El atentado de Kabul en el que murieron 13 uniformados estadounidenses, las imágenes de los helicópteros evacuando personal diplomático, el abandono de civiles que colaboraron con las tropas aliadas y el triunfal regreso de los talibanes al poder hundieron al presidente en las encuestas y, desde entonces, lo cierto es que no se ha recuperado, afectado también por la inflación y demás males económicos. Un año después, sin embargo, Biden se dispone a proclamar «misión cumplida» esgrimiendo la muerte en Kabul del líder de Al Qaida, Ayman al Zawahiri.
La Casa Blanca ha comenzado a circular en el Capitolio un memorando en el que defiende la decisión de Biden de retirar las tropas de Afganistán alegando principalmente que la decisión fortaleció la seguridad nacional al liberar a militares y agentes de inteligencia que hoy pueden dedicarse a otras amenazas, principalmente las ansias expansionistas tanto de Rusia como de China. De hecho, y según reveló la agencia Ap, en una reciente reunión a puerta cerrada, el número dos de la CIA dijo que la lucha contra Al Qaida y otros grupos yihadistas seguirá siendo una prioridad, pero que el dinero y los recursos de la agencia se están dedicando cada vez más a contener a China.
Investigación
Los republicanos, sin embargo, utilizarán el primer aniversario de la salida de Afganistán para reexaminar los fracasos que llevaron a que la capital afgana cayera rápidamente en manos de los fundamentalistas y que Al Qaida pudiera volver a operar allí, como demuestra la presencia de Al Zawahiri en un piso de Kabul. Ayer los republicanos en la Cámara de Representantes
hicieron circular en Washington un informe en el que critican el obstruccionismo de Biden: «La negativa de la administración Biden, y en concreto del departamento de Estado, a proporcionar al Congreso la información sobre la retirada incondicional de EE.UU. de Afganistán ha obstaculizado la capacidad de completar una investigación exhaustiva».
Ese informe apunta, además, a que si los republicanos recuperan la mayoría de al menos una de las cámaras del Capitolio en las elecciones parciales de noviembre, iniciarán una investigación formal con interrogatorios a al menos 34 altos funcionarios. Lo cierto, sin embargo, es que la decisión de salirse de Afganistán fue de Donald Trump, quien fijó el repliegue para mayo de 2021. Biden lo demoró hasta finales de agosto, para celebrar el vigésimo aniversario de los atentados terroristas del 11-S con todas las tropas norteamericanas de regreso en EE.UU., tras la muerte de casi 2.500 uniformados durante la invasión del país centroasiático. El 31 de julio, dos misiles Hellfire lanzados desde un dron o avión no tripulado abatieron a Al Zawahiri, líder de Al Qaida, en un balcón de Kabul, según anunció Biden desde la Casa Blanca.
En su informe, los republicanos se centran principalmente en la falta de planificación previa a la retirada y analizan lo que consideran errores en la ejecución de la evacuación. «El Gobierno de Biden desperdició en gran medida los cuatro meses transcurridos desde que el presidente anunció la retirada total, al no planificar adecuadamente el anticipado regreso al poder de los talibanes», asegura.
Repetir escenario
En su propio memorando, la Casa Blanca argumenta que su decisión de retirada, y la ejecución, se tomaron sobre la base de los informes de inteligencia, y que a Biden se le planteó la opción de dejar soldados en Afganistán durante más tiempo, algo a lo que él se negó. «En última instancia, se hubieran enviado más tropas estadounidenses al conflicto solo para alargar el estancamiento de una guerra que ya había durado 20 años», dice el memorando.
Biden corría el riesgo de repetir el escenario que se ha vivido en Irak. A pesar de que la guerra en ese otro país se ha dado por finalizada no una sino varias veces, quedan allí unos 2.500 soldados, además de otro millar en Siria, en labores de entrenamiento y supervisión, tras el ascenso de Daesh en ambos países. Antes del repliegue afgano, Biden había expresado su voluntad de traer a esos soldados de vuelta a casa también, aunque esos planes han quedado de momento en un discreto segundo plano.
La salida de Afganistán marcó el punto en que el porcentaje de norteamericanos que no están de acuerdo con las decisiones de Biden superó al de aquellos que sí lo están. Desde entonces, el presidente ha sido más impopular que popular, aunque estas pasadas semanas han marcado un ligero cambio al alza por los buenos datos de empleo y una leve ralentización de la inflación.
Un informe legislativo acusa a la Casa Blanca de obstruccionismo en las investigaciones sobre el repliegue de las tropas