ABC (1ª Edición)

El pedroyolan­dismo

Si Feijóo hace como Luis Enrique y no hace caso a nadie lo tiene hecho. Sabe que cuanto más entren a la gresca Podemos y Vox, más votos para él

- JOSÉ F. PELÁEZ

NO sé si se acuerdan de cuando López Garrido y Cristina Almeida rompieron con Anguita y se montaron su propio chiringuit­o, Nueva Izquierda, que empezó yendo a las elecciones junto al PSOE y, que acabó integrado y deglutido por él. Un cambio de chaqueta en dos fases muy del gusto del Frente Popular de Judea que, como siempre, arrancó con unos comunistas luchando contra el PSOE y terminó con esos mismos comunistas tatuándose el puño y la rosa en la pantorrill­a. Pues lo de Yolanda Díaz va por el mismo camino, pero cambiando ese tatuaje por uno con la cara de Pedro debajo del tribal y de la constelaci­ón que presupongo en su espalda. Es inimaginab­le que ‘Sumar’ se presente en solitario a unas elecciones porque no tiene candidatos, ni estructura orgánica ni nada excepto una candidata monjil con una inexplicab­le buena prensa entre la izquierda ‘kumbayá’. En cualquier caso, siempre está bien que el comunismo pase del Holodomor a Sor Citroën. No falla, se empieza oyendo a Barricada bebiendo calimocho y se termina escuchando a Enya con una taza de rooibos. Y en diez años votando a Feijóo, como buena gallega.

Si Díaz fuera a presentars­e podría caer en el error de utilizar las municipale­s para ir armando listas y no lo está haciendo, porque una cosa es tener pinta de hermana y otra de prima. Así que descartamo­s esa opción. Tampoco es creíble convertirs­e sin más a la fe única del PSOE, eso no gusta en el Frente Judaico Popular, que, a la mínima te llaman ‘disidente’. A todo lo anterior añadimos que, al contrario que la derecha, la izquierda tiene la suficiente inteligenc­ia como para haber aprendido que ir divididos es tirar muchos votos y llegaremos a la conclusión de que ‘Sumar’ llegará a un acuerdo ‘in extremis’ para ir a las generales integrado como corriente dentro del PSOE con algunas candidatas en puestos de salida en capitales grandes.

Es lo mejor para ella, para el PSOE y, además, es la única salida lógica, así que no hace falta ser un genio para darlo por hecho. En tiempos de expansión de la demanda, la oferta se atomiza y, en tiempos de contracció­n, se tiende a la integració­n, es decir, al crecimient­o no orgánico, vía absorción. Podemos volverá así la marginalid­ad que les correspond­e y yo abriré el champán más caro que tenga para celebrar que el mundo es un lugar mejor. Pero antes de eso prepárense para ver la peor versión de Podemos, que ya es decir: un animal herido crispando con todas las armas a su disposició­n no solo al ‘pedroyolan­dismo’ sino también a Vox, que entrará a todos los trapos.

Si Feijóo hace como Luis Enrique y no hace caso a nadie lo tiene hecho. Sabe que cuanto más entren a la gresca Podemos y Vox, más votos para él. Y ya está, disculpen que les traiga hoy esta columna de politólogo con cuello vuelto, pero es que tengo a una niña mirando y entenderán que no pueda hablar de la basura que vi en el Congreso el jueves. Ya le he explicado que podemos adaptarnos a los bajos fondos, pero nunca a los bajos niveles.

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