Señora violenta con piano
He visto el anuncio después de leerme un reportaje triste sobre el Grupo de Menores de la Policía de Málaga, con bebés quemados o con fracturas
SE han tomado muy en serio la violencia verbal. No se puede hablar de la pareja de Irene Montero en el Congreso, prohibido llamar filoetarra a Otegi y, para concienciar contra el maltrato infantil, ponen un anuncio con una señora con una niña al piano, con vestidito, que parece obligarla a gritos a practicar mucho más. «¿A ti qué te importa si hago llorar a mi hija?» dice la mujer, ataviada para que, así, a bote pronto, parezca una votante conservadora, aunque no le han puesto el collarcito de perlas de sus prejuicios, sustituido por una cadena dorada. Queda así hecho el retrato de una violenta verbal con los niños. Lo peor.
Al Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, que financia la campaña, no le importa la violencia intrafamiliar, concepto prohibido, pese a que existan ancianos maltratados por sus hijos, padres que soportan golpes e insultos de sus retoños adolescentes. No. Ahora alarman los gritos de algunos padres a sus herederos y, para ilustrarlo, colocan a una señora con una niña al piano. Todos conocemos a madres así, ¿verdad? Mujeres sacadas de quicio por la pereza de sus hijas con los instrumentos que tocan con un traje ideal con nido de abeja. ¿En qué mundo de fantasía viven las de Podemos? Es el mismo universo habitado por gordas acomplejadas, según la campaña de este verano contra la gordofobia, en el que no entran las miles de las playas tan contentas, con sus filetes empanados y sus napolitanas de crema compradas al que las anuncia con un cascabel.
He visto el anuncio después de leerme un reportaje triste sobre el Grupo de Menores de la Policía de Málaga, con bebés quemados o con fracturas. Por los detalles que daban, el perfil de esas familias no encaja muy bien con la señora del piano. En ocasiones, son padres adictos, al alcohol o a las drogas, los que pierden los nervios con hijos que parecen haber llegado al mundo para fastidiarles el último tripi químico o la salida de marcha de varias horas. Hijos de parejas anteriores que no acaban de encajar con las nuevas de sus madres o sus padres, como el pobre Gabriel en Almería. Esos niños sí importan a los vecinos, que avisan cuando les escuchan llorar, solos. Pero en la campaña no aparece precisamente un tipo envuelto en una nube de porros y, en la televisiva, sí que lo hacen unos señores con gabardina beige elegante y fachaleco.
La campaña de Asuntos Sociales, ‘A ti te importa’, llega cuando hay alarma por la mala salud mental de adolescentes que, muchas veces, están hiperprotegidos por padres a los que ‘responsabilidad’ y ‘disciplina’ les suenan a peli española de curas fascistas. Pero Ione Belarra, máster en Psicología de la Educación, ha optado por recordarnos, como gusta a cierta izquierda, que nuestros hijos son de todos, del Gobierno. Gran solución.
Me importa esta campaña pagada con nuestro dinero. Alguna vez he gritado a mis hijos. Les he mandado castigados a sus cuartos. Ignoraba que estaba poco alineada entonces con la agenda 2030 del ministerio que financia el anuncio. Me voy a alegrar y todo.