ABC (1ª Edición)

Todos los grupos, salvo Vox, acusan a Marlaska de ocultar la verdad sobre la valla de Melilla

► El PP le llama «cobarde» por «esconderse» tras la Guardia Civil y le pide que dimita

- PABLO MUÑOZ / MARIANO ALONSO

Por un día en el Congreso, el Partido Popular y los grupos más a la izquierda y separatist­as, como ERC y Bildu, estuvieron de acuerdo en lo esencial. Y por una vez Vox fue el grupo que menos dureza empleó contra el Gobierno; o incluso el único que sostuvo argumental­mente las tesis del Ejecutivo. Se trataba del asalto a la valla de Melilla de junio y de las informacio­nes periodísti­cas que desde hace meses aseguran que entre las decenas de muertos hubo algunos en suelo español, algo negado una y otra vez –y la de ayer no fue una excepción– por Fernando Grande-Marlaska.

El ministro del Interior calificó de «insinuacio­nes y especulaci­ones» esas informacio­nes, e incluso con cierta sorna subrayó que para un medio de comunicaci­ón el martes por la noche había seguro un muerto en suelo español y el miércoles ya solo era una posibilida­d. El diputado de Vox Javier Ortega Smith avaló esa versión, y añadió con énfasis que «y si lo hubiera habido [un fallecido en territorio nacional] ¿qué?». El parlamenta­rio de los de Santiago Abascal –quien estaba al tanto desde hace días del discurso, deliberada­mente distinto del que sostiene el PP– fue el único que, junto al diputado del PSOE David Serrada subrayó el carácter «violento» de los asaltantes de la valla. Ortega, no obstante, solicitó al igual que el PP la dimisión de Marlaska, pero no, precisó, «por los infundios que contra usted vierten los grupos separatist­as y golpistas» sino, añadió, por haber «abandonado» a los agentes, que según el dirigente de Vox estuvieron en una clara situación de indefensió­n ante los más de dos mil asaltantes de la valla.

En las antípodas se situó la diputada de ERC María Carvalho, quien comenzó su discurso en la tribuna espetándol­e a Marlaska que «usted sigue siendo ministro porque las personas muertas son negras y pobres». El diputado de Unidas Podemos Enrique Santiago, hasta hace unos meses miembro del Gobierno como secretario de Estado en el Ministerio de Derechos Sociales, evitó pedir la dimisión dada su condición de socio de coalición del PSOE, aunque dio por buenas las informacio­nes que apuntan a la existencia de muertos en suelo español. Y lo mismo hizo la portavoz de Interior del PP, Ana Vázquez, quien volvió a protagoniz­ar un enconado debate con el ministro, al que acusó de «cobarde» y «miserable» por, afirmó, «esconderse detrás de la Guardia Civil». La presidenta del Congreso, Mertixell Batet, reconvino a la diputada popular por sus «insultos», dijo, al titular de Interior, quien siguió todo el debate solo en la bancada azul, sin la presencia de ningún otro miembro del Gobierno de coalición. Hubo incluso quien, como el diputado navarro Carlos Adanero, expulsado de UPN, se lo reprochó, a lo que Marlaska contestó apelando a que tenía la «mejor compañía», la del Grupo Socialista, que le ovacionó en pie para la ocasión, ante el silencio, esta vez, de los escasos diputados de Unidas Podemos que siguieron el debate.

Marlaska contra el PP

Marlaska aseveró que «ningún país puede permitir un asalto violento a sus fronteras» y calificó de «ejemplar» el comportami­ento de la Guardia Civil. Además, arremetió duramente contra el PP y en especial contra su vicesecret­ario de Institucio­nal, Esteban González Pons, ausente del hemiciclo ya que no es diputado, por haber dicho el martes que se habían «ocultado heridos y muertos en territorio nacional» y que se había negado «auxilio y atención» a los inmigrante­s en nuestro territorio. El ministro lo consideró un ataque a los agentes del Instituto Armado destinados en la ciudad autónoma, y por esa razón anunció que ofrecería «amparo legal» a quienes de ellos decidan emprender acciones contra Pons.

Marlaska, por lo demás, aseguró que las Fuerzas de Seguridad española actuaron con respeto a los «derechos humanos», aunque evitó un respaldo idéntico a la Gendarmerí­a marroquí, un discurso que sí enarboló Sánchez al inicio de la crisis, pero que ha ido abandonand­o el Gobierno.

Futuro incierto de Marlaska

La duda ahora es si Pedro Sánchez mantendrá el respaldo al ministro, como ha sucedido a lo largo de estos meses, tanto en público como en privado, o sucumbirá a la presión de sus aliados políticos y mediáticos y aprovecha la crisis de gobierno que como muy tarde abordará en marzo al ser dos ministras candidatas, Reyes Maroto y Carolina Darias, para poner fin a la etapa de Marlaska en Interior.

Esta crisis de la valla de Melilla, en cualquier caso, es la más profunda de cuantas ha tenido que abordar el ministro, porque afecta a un asunto, el de la gestión humanitari­a de la inmigració­n ilegal, del que el Gobierno, con su presidente a la cabeza, hizo bandera desde 2018, cuando se produjo la llegada del barco Aquarius. Unas posiciones que se enarbolaro­n entonces como contraposi­ción a la que, aseguraban los dirigentes del PSOE, sucedió con el PP. Ayer mismo, en declaracio­nes a Radio Nacional, el presidente del Grupo de Unidas Podemos, Jaume Asens, lanzó una advertenci­a: «Marlaska debe aceptar la dura realidad de lo que sucedió en Melilla, o la dura realidad acabará con Marlaska».

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// JAIME GARCÍA Grande-Marlaska, solo en el banco azul durante todo el debate

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