ABC (1ª Edición)

Más sanos y pobres

Ya nadie se acuerda de que hace poco más de una década, el tipo máximo del IVA estaba en el 16% y no en el 21%

- JOHN MÜLLER jmuller@abc.es

¿Recuerda cuando el tipo máximo del IVA estaba al 16% y no al 21%? Qué rápido se olvida uno de lo bueno. Fue Zapatero el que inició la escalada del impuesto el 1 de julio de 2010, subiéndolo al 18%. Acabó así con quince años de estabilida­d, ya que el tipo del 16% estaba en vigor desde 1995, tras adaptarnos a Europa. En 1994 el tipo máximo era del 15% y en 1992, si usted compraba una prenda de vestir, pagaba un IVA del 13%. En 1988, del 12%.

Rotas por Zapatero las compuertas fiscales, a Rajoy no le supuso ningún escrúpulo pasar, en septiembre de 2012, del 18 al 21%. El tipo reducido que antes de Zapatero estaba al 7% pasó al 10% y el reducido se mantuvo en el 4%. El IVA, con un 32% de los ingresos, es el segundo tributo que más recauda después del IRPF, que aporta un 42%. Ayer se hizo público que el incremento de la presión fiscal en España triplicó al de los países de la OCDE en 2021.

En relación al IVA, el Centro de Política Económica de Esade que dirige Toni Roldán presentó el estudio ‘Los efectos del aumento del IVA en el consumo de las bebidas azucaradas en España’, un trabajo que constata algo que se sabía desde antes de que existiera la economía: que cuando le aplicas un impuesto a un producto, su consumo se reduce. Lo llamativo en este caso es que la reducción se concentró en los hogares con menor renta.

Mi principal observació­n sobre este asunto es que se produce una gran confusión cuando se intenta hacer pasar una medida tributaria como de salud pública. Este es un efecto buscado por las autoridade­s para hacer las subidas más digeribles por la población. Pero trasladar las bebidas del tipo de IVA reducido (10%) al general (21%) no puede considerar­se como un impuesto al azúcar o una medida para combatir la obesidad de los españoles. Si el tipo general del IVA incluyera algún tipo de señalizaci­ón moral deberíamos concluir que el Gobierno promueve el nudismo por aplicar el tipo máximo a la ropa.

Un tributo específico contra el azúcar de las bebidas fue el que aplicó la Generalita­t catalana en 2017. El problema de meter la salud en todo esto es que la pregunta clave que deben hacer estos estudios no es fácil de responder: ¿están más sanos los españoles después de pagar el impuesto? Quizá han dejado de consumir un tipo de bebidas, pero se han pasado a productos más baratos o insalubres. El estudio de Esade todavía tiene que indagar sobre esto. Así que, no sabemos si los españoles están más sanos, pero con menos renta disponible seguro.

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