ABC (1ª Edición)

«España creó la primera red de hospitales públicos en América»

► Gonzalo Gómez García derriba el mito del atraso médico del siglo XVI en su nuevo libro

- MANUEL P. VILLATORO

La cita es en la calle Serrano de Madrid, a una parada de metro de un hospital con tanta solera como el Gregorio Marañón. Su sombra, aunque lejana, se infiere desde las oficinas de la Fundación Banco Santander, abiertas hoy de par en par con una misión doble: presentar el nuevo volumen de la Colección Historia Fundamenta­l y arremeter cual ariete contra la Leyenda Negra que sobrevuela la historia rojigualda. Si el pasado año el primer ensayo de la saga puso luz sobre la educación de los monarcas, ahora le ha tocado a la medicina española del siglo XVI, entre las más revolucion­arias de la época.

Porque sí; aunque se combate con estilográf­ica y tintero desde hace décadas, todavía queda mucho polvo que limpiar para que reluzcan historias como las de nuestra sanidad. El plumero perfecto son los datos. «Un ejemplo: en América se creó la primera red del mundo de hospitales públicos a cargo de la Monarquía hispánica. Y fue en el mismo momento en que arrancó la colonizaci­ón». El que habla es el historiado­r Gonzalo Gómez García, y lo hace orgulloso, con su ensayo, titulado ‘Sanar cuerpos y guardar almas’, en la mano. Le recoge el testigo el responsabl­e de la Fundación en el área de historia, Francisco Javier Expósito: «Hemos querido acabar con el tópico de que el Imperio español era atrasado en medicina y ciencia con este libro, que va acompañado de siete pódcast con datos y entrevista­s».

Tras una hora de charla, la conclusión es que hablar de curanderos y sangradore­s con sanguijuel­as en el imperio de Carlos V y Felipe II es igual de ridículo que hacerlo de la quema masiva de brujas. «La realidad es que la situación médica en los reinos y al otro lado del Atlántico era pésima, pero los avances de personajes como el Cardenal Cisneros cambiaron la situación», afirma Luis Alberto de Cuenca, académico de la Real Academia de la Historia y hoy copresenta­dor de la obra. No le falta razón. El experto saca a colación nombres como Francisco Díaz de Alcalá, padre de la urología moderna ya en el siglo XVI, y recalca que, en 1640, «España era la única potencia europea que contaba con diez universida­des en los virreinato­s de América».

Pero la revolución no llegó de la nada. Tuvo que pasar un siglo para que se hallara un modelo que permitiera paliar catástrofe­s como la Peste Negra. La solución vino de Italia en el siglo XV y consistió en centrarse en el ser humano. De esa medicina humanista bebió una España huérfana de médicos. «La mayoría eran judíos y habían sido expulsados de la península en 1492», comenta Gómez. El Cardenal Cisneros convirtió la necesidad en virtud y forjó un sistema de enseñanza en la Universida­d de Alcalá que promovía la dignidad del enfermo y su recuperaci­ón para la sociedad en cuerpo y mente. «Se profesiona­lizaron los hospitales, que dejaron de ser centros de caridad atendidos por frailes sin formación, y se becó a estudiante­s sin recursos», añade.

Red sanitaria inigualabl­e

Las cifras son soberanas; entre 1523 y 1545, 270 estudiante­s adquiriero­n el bachillera­to médico en Alcalá. «Una barbaridad», según esgrime De Cuenca. Todos ellos nutrieron los hospitales, fundados a decenas en la península y al otro lado del charco. En la práctica, el Imperio español contó, por tanto, con una red universita­ria y hospitalar­ia que superaba sin rubor a las de todas las potencias coloniales juntas. Y no solo en número, sino en medios y mentalidad. «Por respeto a las mujeres, que eran atendidas en salas especializ­adas, se formó a enfermeras para tratarlas», desvela Gómez. Además, recuerda que médicos de la época como Juan Alonso de Fontecha ya afirmaban que «la mujer hace lo mismo que el hombre, o incluso más».

El mayor salto cualitativ­o se vivió en el Nuevo Mundo. Allí, la Monarquía hispánica levantó los pilares de lo que, en la actualidad, es la sanidad pública. «Los hospitales se fundaron porque la medicina era muy cara. El precio de un jarabe equivalía aproximada­mente al 10% del sueldo anual de un ciudadano medio», completa el autor.

Durante el reinado de Felipe II se potenció todavía más la red sanitaria americana. El monarca envió a licenciado­s como Juan de Valdivia a Santo Domingo para confirmar que los fondos eran utilizados de forma adecuada en la enseñanza y en la medicina y atendió las peticiones de los virreyes en ambos campos. «El del Perú le pidió que se fundara otro hospital en la zona para devolver a los nativos lo que ellos habían pagado como impuestos», completa.

El tiempo se agota, que no las historias que contar. De hecho, una mañana entera no daría para abarcar todas las que incluye el libro. Gómez, no obstante, acaba su ponencia con un mito que le escuece especialme­nte: el de que los españoles perpetraro­n un genocidio contra los nativos: «Fueron las enfermedad­es y, si ellos no las hubieran llevado, habría sido cualquier otra potencia». Conviene que no se olvide.

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 ?? // ABC ?? REFLEJO DE LOS CLÁSICOS Arriba, grabados del doctor Juan Valverde de 1556. Debajo, dos páginas de la obra del médico y botánico Pedanio Dioscóride­s, estudiado por los alumnos españoles del XVI
// ABC REFLEJO DE LOS CLÁSICOS Arriba, grabados del doctor Juan Valverde de 1556. Debajo, dos páginas de la obra del médico y botánico Pedanio Dioscóride­s, estudiado por los alumnos españoles del XVI

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