Tutankamón estrena el renovado gabinete del duque de Alba
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Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó no llegó a ocupar nunca ese gabinete del ala izquierda del Palacio de Liria. En la Guerra Civil, la residencia de los duques de Alba en Madrid quedó destrozada y estas estancias no fueron reconstruidas hasta 1956, tres años después de su muerte. Sin embargo, ahora se respira en ellas la presencia del XVII duque de Alba en retratos, esculturas, fotografías, cartas, uniformes, pasaportes, maletas… y hasta en su voz, reinterpretada junto a la del arqueólogo Howard Carter en un audiovisual. La Casa de Alba ha renovado este espacio de 140 metros cuadrados para exposiciones temporales y lo inauguró este jueves con un viaje al pasado, al descubrimiento de la tumba de Tutankamón a través de un centenar de objetos y de documentos inéditos de los viajes que realizó el egiptólogo británico a España.
Invitado por el duque de Alba, conocido intelectual en su época, amante de la cultura y presidente del comité hispano-inglés, Carter visitó Madrid en 1924 y 1928, dando a conocer sus hallazgos en cuatro conferencias que fueron un completo éxito. En la exposición ‘Alba y Carter: 100 años descubriendo a Tutankamón’, dirigida por Álvaro Romero y comisariada por los egiptólogos Myriam Seco y Javier Martínez, se recoge la amplia repercusión que estas charlas tuvieron en la prensa de la época, con reseñas y entrevistas como la que le hizo Rafael Villaseca a Carter en ABC. «Es una maravilla, una entrevista para analizar desde muchos puntos de vista. No solo por lo que cuenta de los descubrimientos, sino también por la sensibilidad que muestra», explica Martínez. El agradecimiento del egiptólogo británico queda patente en la nota de su puño y letra en la que asegura haber pasado en Madrid «la mejor semana» de su vida o en la donación que hizo de los materiales gráficos que expuso en sus charlas y que tantas instituciones solicitaron después para su difusión.
Un telegrama revelador
Jacobo Fitz-James Stuart no solo gestionó los viajes de Carter y lo alojó en el Palacio de Liria. También ayudó al arqueólogo cuando tuvo complicaciones para continuar con sus trabajos en Egipto. Un telegrama hallado recientemente en los archivos de la Casa de Alba revela cómo el duque convenció a Alfonso XIII en 1925 para que intercediera por el arqueólogo británico ante las autoridades egipcias. «Este documento pone de manifiesto que su amistad fue más allá, que tuvieron una relación importante», destaca Seco.
El duque viajó al país de las pirámides hasta en cuatro ocasiones, una de ellas en su viaje de novios en 1921, meses antes del famoso descubrimiento. «Estaba entonces a pocos metros de la tumba de Tut an Kamen, uno de los hallazgos más formidables de la historia», anotó en sus memorias. Y el último, con su hija Cayetana, aún niña. La muestra reúne sus pasaportes y los álbumes de fotografías que tomaron de recuerdo.
Su nieto Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, el actual duque de Alba, no había cumplido los cinco años cuando su abuelo murió. A él, como a sus antecesores desde la época de la emperatriz Eugenia, también le interesa Egipto. «He hecho tres viajes, pero lo mío no tiene ningún mérito porque los viajes de mi abuelo fueron en unas condiciones muchísimo peores», dice él.