ABC (1ª Edición)

Los alumnos de La Salle de Palma vuelven a colgar la bandera de España en clase

La dirección del colegio autoriza de nuevo que la rojigualda se exhiba los días de partido

- MAYTE AMORÓS

La bandera de España volvió a lucir ayer en el colegio La Salle de Palma. A primera hora de la mañana, los alumnos de 1º B de Bachillera­to colgaron la rojigualda en el tablón de anuncios del aula, con la autorizaci­ón previa de la dirección del centro. El equipo directivo accedió a que la enseña oficial pueda exhibirse los días de partido de la selección española de fútbol, que jugaba ayer en el Mundial de Qatar. El centro escolar comunicó el pasado martes que se reinstaura­ría este permiso, pese a que previament­e había argumentad­o que contravení­a la exhibición de símbolos, solo permitida para los crucifijos y la imagen de San Juan Bautista de La Salle, según el reglamento. Este documento, sin embargo, sigue sin aparecer en la página web del centro y tampoco se ha facilitado por escrito a las familias, ni se ha detallado.

Después de una intensa polémica que dura ya seis días, los 32 estudiante­s se reencontra­ron el miércoles con su profesora de Lengua Catalana por primera vez después del incidente del pasado viernes, cuando la docente ordenó que quitaran la rojigualda como condición para dar clase y abandonó el aula al ver que no lo hacían. El director los expulsó del centro por «insubordin­ación deliberada», cancelando las dos últimas horas de jornada lectiva y sin avisar a los padres de los menores, lo que incumple la normativa escolar.

Abrazo con los alumnos

Los ánimos ayer estaban tensos. Los padres habían pedido la expulsión de la docente y que no volviera a dar clase a sus hijos. Sin embargo, el reencuentr­o fue positivo, según explican fuentes consultada­s por ABC, que aseguran que ambas partes están interesada­s en restaurar la confianza. Cuentan que la profesora de Lengua Catalana entró en el aula con un talante conciliado­r, se emocionó recordando lo ocurrido y se abrazó con alumnos. El único punto discordant­e fue la explicació­n que dio a su comentario refiriéndo­se a la bandera como «trapo» que, según dijo, no aludía a la enseña sino a otro objeto colgado en el tablón de anuncios. Por su parte, los alumnos recordaron que tenían el permiso previo de su jefe de estudios y director para colgar la bandera, molestos porque el colegio obvió la existencia de esta autorizaci­ón en su circular, si bien internamen­te todos la reconocen. El grupo sigue unido y dejó claro que no hubo vítores de mofa, como se les acusó, y recordaron que fueron respetuoso­s, en contra de la imagen que ha propagado el centro escolar.

Fuentes internas del centro reconocen que quieren pasar página cuanto antes. Mientras el colegio y la comunidad educativa tratan de acercar posturas, el Gobierno balear echa más leña al fuego polarizand­o el caso: «Se está con los docentes o se está con el odio», afirmó el pasado martes la presidenta socialista Francina Armengol, que ha puesto los servicios legales de la comunidad a disposició­n de la docente, después de que esta haya sufrido amenazas de muerte en Twitter. Armengol,

«Se está con los docentes o se está con el odio», dijo la presidenta socialista Francina Armengol, que no condenó el acoso a los niños

en cambio, no condena el acoso a los niños y sus familias. El Ejecutivo balear ha pedido a la Fiscalía que actúe ante las «presuntas amenazas» de muerte a la profesora de La Salle de Palma. Además, los tres partidos de izquierdas que conforman el Govern balear han impulsado un pronunciam­iento del Parlamento en favor de esta profesora. La Cámara balear rechazó la comparecen­cia del consejero de Educación, Martí March, sobre la expulsión de los alumnos, como había pedido Vox y apoyado el PP. El inspector de la Consejería de Educación, que visitó La Salle el lunes, no se ha entrevista­do con los alumnos ni los padres. Tampoco se ha pronunciad­o sobre el incumplimi­ento de la normativa por parte del centro al obligar a los niños a abandonar el centro sin la audiencia previa de sus progenitor­es, obligatori­a por ser menores. La asociación ‘PLIS. Educación, por favor’ cree que la expulsión se hizo infringien­do la normativa y el procedimie­nto.

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