Francia y Alemania piden rebajar las sanciones a Orbán por no respetar el Estado de derecho
Los países grandes de la UE han decidido echar una mano al Gobierno nacional-populista de Hungría para evitar que sea sancionado por violaciones del Estado de derecho en aquel país. Los ministros europeos de Economía y Finanzas discutieron el asunto ayer en un desayuno previo a la reunión del Ecofin y decidieron que no van a tomar una decisión y que en todo caso serán los jefes de Estado o de Gobierno los que aborden esta cuestión en el Consejo Europeo de la semana que viene.
La Comisión propuso la semana pasada mantener la congelación de 7.500 millones de los fondos de recuperación al considerar insuficientes los pasos dados por Hungría para cumplir sus exigencias en materia de independencia de la Justicia y lucha contra la corrupción.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha contestado con el bloqueo en la UE de la aprobación de un crédito de 18.000 millones para mantener el funcionamiento de las instituciones ucranianas en 2023; y en la OTAN, ha retrasado la ratificación del ingreso de Suecia y Finlandia en la alianza militar. Orbán tampoco ha apoyado una parte de las sanciones contra el gas y el petróleo rusos.
Doce gobiernos
Ante esta situación, Francia y Alemania, junto con Italia, han movilizado un grupo de unos doce gobiernos que son partidarios de que la Comisión revise su decisión de congelar los fondos para Hungría, porque consideran que Budapest ha avanzado más en las medidas que se le piden de lo que reconoce el Ejecutivo comunitario.
El gesto de estos gobiernos, que representan a los países más poderosos de la UE, pone en duda el compromiso general de las instituciones comunitarias de sancionar al Gobierno de Viktor Orbán por no respetar plenamente los principios democráticos. Los países que promueven este gesto de acercamiento a Hungría alegan que si tienen que votar puede que no haya una mayoría cualificada en el Consejo a favor de congelar los fondos que le corresponden a Hungría.
La aprobación de los 18.000 millones de euros que se prestarían a Ucrania con el aval de la UE y a interés cero se considera vital para evitar el colapso de Kiev, que debido a la invasión rusa ya no tiene dinero para seguir pagando los sueldos de los militares o de los funcionarios.