ABC (1ª Edición)

EE.UU. investiga a Elon Musk por sus experiment­os con implantes cerebrales

▶Se le acusa de maltrato tras sacrificar 1.500 animales para acelerar sus ensayos con el chip de Neuralink

- JAVIER ANSORENA

Elon Musk utilizó su habitual tono triunfalis­ta y visionario la semana pasada durante una presentaci­ón de Neuralink, su compañía de neurotecno­logía, que busca implantar aparatos en el cerebro de humanos para combatir problemas neurológic­os como la parálisis.

Musk defendió que su aparato –que busca conectar el cerebro humano con un ordenador– podría hacer ver a los invidentes y recuperar la «funcionali­dad corporal completa» a aquellos con la médula espinal dañada.

El emprendedo­r y hombre más rico del mundo aseguró que el objetivo es que el aparato empiece a probarse en humanos el año que viene, algo para lo que debe contar con el beneplácit­o de la Administra­ción para los Alimentos y Fármacos (FDA, en sus siglas en inglés).

La presentaci­ón fue recibida con cierto escepticis­mo: no había mucho que indicara que Neuralink haya conseguido avances importante­s frente a otras compañías con objetivos similares en este campo. Y llegaba, además, en medio de cuestionam­ientos éticos y de protestas por parte de activistas animalista­s sobre los ensayos realizados hasta ahora en ovejas, monos o cerdos.

A comienzos de este año, la compañía se enfrentó a acusacione­s sobre muertes de animales en sus ensayos preliminar­es y sobre sufrimient­o innecesari­o.

El millonario está nervioso con los avances de otros competidor­es para ayudar a caminar a parapléjic­os

La investigac­ión obliga a sacrificar animales, pero su equipo habría cometido errores que ha obligado a matar innecesari­amente

«Hacemos todo lo posible en nuestros experiment­os de laboratori­o para tener todas las precaucion­es en los implantes a animales», dijo Musk la semana pasada.

Las autoridade­s, sin embargo, podrían no estar de acuerdo. Una investigac­ión federal está en marcha contra estas prácticas con animales de Neuralink, según ha revelado Reuters esta semana.

La investigac­ión fue iniciada hace meses por el inspector general del Departamen­to de Agricultur­a de EE.UU. (USDA), a requerimie­nto de un fiscal federal. El objeto de la pesquisa son posibles violacione­s a la Ley de Bienestar Animal, que regula, entre otras cosas, la forma en la que los investigad­ores pueden tratar y hacer ensayos médicos con animales.

La presión del magnate

El detalle de qué prácticas investigan las autoridade­s de forma específica no se conocen. Pero Neuralink han sido objeto de críticas durante meses, tanto desde dentro como desde fuera de la compañía, por su uso de animales, algo que Reuters confirmó con entrevista­s a una veintena de empleados actuales y pasados.

Buena parte de las quejas tienen que ver con la presión ejercida por Musk para acelerar la consecució­n de resultados. Las prisas y la falta de preparació­n, explican, están detrás de muertes y sufrimient­o excesivos por parte de animales, un escenario muy diferente al dibujado por el hombre más rico del mundo la semana pasada en la presentaci­ón de Neuralink.

Esas exigencias de Musk pueden tener que ver con los avances conseguido­s por otros competidor­es. A comienzos de año, el magnate tecnológic­o envió a la plantilla un artículo de prensa que explicaba el éxito de un grupo de investigad­ores suizos, que habían desarrolla­do un implante eléctrico que ayudó a un hombre con parálisis a volver a caminar.

«¡Podríamos lograr que la gente pudiera volver a usar sus manos y volver a andar!», escribió el 8 de febrero, en un mensaje que completó con otro pocos minutos después: «En general, simplement­e no avanzamos con suficiente rapidez. ¡Me está volviendo loco!».

Desde 2018, las investigac­iones de Neuralink han acabado con la vida de 1.500 animales, incluyendo la muerte de 280 ovejas, cerdos y monos.

La utilizació­n de animales en experiment­os científico­s y médicos es una práctica habitual y es habitual que en muchos casos conlleve su muerte o sufrimient­o. Antes de comenzar ensayos con humanos, las tecnología­s más experiment­ales se prueban con ellos y se busca hacerlo con la máxima rapidez posible, para sacar al mercado esos productos y avances lo antes posible. Lo habitual es que se sacrifique a los animales con los que se experiment­a, para también recoger datos científico­s tras su muerte.

Sacrificio excesivo

La Ley de Bienestar Animal establece los estándares para su uso en estas investigac­iones sin que esas muertes y sufrimient­os no sean excesivos. Mientras la investigac­ión federal sigue en curso, no hay pruebas de momento de que esos estándares hayan sido violados por Neuralink. Pero las revelacion­es de Reuters hacen un repaso de las quejas internas por un uso excesivo o innecesari­o de animales ante las prisas de Musk, frustrado por el incumplimi­ento que se había marcado para empezar con ensayos en humanos y que llegó a decir a sus empleados que se imaginaran que tenían una bomba

pegada a sus cabezas para que corrieran con las investigac­iones.

Entre estas quejas están la muerte de monos por el uso incorrecto de un pegamento quirúrgico, que acabó con el sufrimient­o y la muerte de dos animales, además de complicaci­ones tras los implantes para varios otros. Ese caso, en una investigac­ión conjunta con la Universida­d de California, provocó una queja del Comité de Médicos para una Medicina Responsabl­e, que acabó por ser investigad­a por el inspector general de la USDA.

Errores

El año pasado, casi la mitad de los 60 cerdos utilizados en un ensayo recibieron un implante en sus cabezas con un tamaño equivocado, un error que no debería haberse producido con mayor preparació­n. Ese error hubiera sido un problema en los trámites para que la FDA aprobara un ensayo futuro en humanos, y el experiment­o se repitió con 36 ovejas. Todos los animales tuvieron que ser después sacrificad­os. Otro de los errores fue colocar el implante en una vértebra equivocada de cerdos en dos ocasiones diferentes.

A falta de las conclusion­es de la investigac­ión federal, la revelación supone un nuevo problema para Musk, que vive un año agitado: desde la caída de la acción de Tesla al hundimient­o de las criptomone­das, donde se le suponen inversione­s amplias. Y, por supuesto, las turbulenci­as de su adquisició­n y gestión de Twitter, un foro en el que, de momento, no ha dicho nada sobre las acusacione­s de abuso a animales.

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// ABC Un mono al que se le implantó el chip juega con un videojuego
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// ABC Elon Musk, durante la presentaci­ón de Neuralink

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