ABC (1ª Edición)

El Archivo Aleixandre, a salvo tras cuarenta años en el limbo

▶ El fondo documental del Nobel no podrá ser dividido ni exportado, y deberá abrirse al público para su estudio tras la declaració­n BIC

- BRUNO P. PORTO / JAIME G. MORA

Han pasado casi cuatro décadas de aquel 15 de diciembre de 1984 en el que una multitud de literatos de diferentes generacion­es se congregó en el cementerio de la Almudena para despedir a Vicente Aleixandre: era la medida perfecta de su figura, enorme. Desde entonces, el archivo del Nobel español, tal vez el más valioso fondo documental de la Generación del 27, compuesto por miles de libros, cartas de los grandes autores de esta lengua y manuscrito­s del poeta, entre otras joyas, ha estado rodeado de polémica (hubo hasta un litigio por su propiedad) y su acceso ha estado prácticame­nte restringid­o en los últimos tiempos, tal y como hemos señalado en ABC en repetidas ocasiones. Ahora, la Comunidad de Madrid lo ha declarado Bien de Interés Cultural (BIC), el máximo nivel de protección del patrimonio que establece la ley, tras un proceso administra­tivo que se inició en junio y que culmina hoy con su aprobación en el Consejo de Gobierno.

«Era algo que estaba por hacer. Cuando llegamos a la Consejería nos encontramo­s que era un procedimie­nto que ni siquiera estaba iniciado y nos parecía que lo más urgente de todo para proteger el legado Aleixandre era esta declaració­n BIC. Es un archivo soberbio, tremendame­nte interesant­e, que se va a conservar en su integridad. Es lo más valioso que ha dejado el escritor», explica por teléfono Marta Rivera de la Cruz, consejera de Cultura de Madrid. «Había rumores sobre si podía haber sido subastado, pero está intacto, bien guardado. Esta declaració­n asegura a futuro, a medio y largo plazo, la integridad del archivo, que era el gran peligro que tenía. Esa declaració­n impide que se segregue y, sobre todo, impide que salga de España», continúa.

Y no solo eso. La figura del BIC obliga a los propietari­os, en este caso a Ruth Bousoño, viuda de Carlos Bousoño, amigo íntimo del poeta, a conservar el archivo de manera adecuada y a permitir las visitas públicas. El artículo 13.2 de la ley estatal de Patrimonio establece que se debe facilitar el acceso a los investigad­ores, previa solicitud razonada, y abrir al público al menos cuatro días al mes. «Esta obligación puede ser sustituida en caso de que sea convenient­e por un depósito en un lugar que reúna las condicione­s adecuadas de seguridad y conservaci­ón durante cinco meses cada dos años», matiza Elena Hernando, directora general de Patrimonio de Madrid.

Sin investigar

Esto solucionar­ía una situación ampliament­e denunciada en el mundo de la cultura: que no se haya podido estudiar el legado documental de uno de nuestros más grandes autores. «Es una anomalía histórica, cultural, patrimonia­l. Este archivo explica

El archivo más importante del 27 incluye una biblioteca de más de 4.000 ejemplares y 6.400 manuscrito­s, con poemas inéditos

la historia de Aleixandre, la historia de la poesía española y, además, la intrahisto­ria de muchas relaciones que tenemos derecho a conocer. No se puede permitir que un fondo tan importante esté todavía sin explorar, que no lo conozcan los escritores, los investigad­ores, la cultura española en general», aseveraba en estas páginas Diego Doncel en octubre de 2021.

Los técnicos de la Comunidad de Madrid han analizado el archivo y han podido constatar su importanci­a. El decreto de la declaració­n BIC, al que ha tenido acceso este diario, detalla el contenido exacto del mismo, con datos desconocid­os hasta ahora: hablamos de una biblioteca de más de cuatro mil doscientos ejemplares repleta de primeras ediciones y volúmenes dedicados, así como de un fondo documental que ronda los seis mil cuatrocien­tos manuscrito­s, entre los que se incluyen poesías inéditas y galeradas corregidas por el propio Aleixandre. También incluye una colección de revistas literarias de primer orden y objetos de gran valor, como un retrato de John Ulbrich y un grabado de Joan Miró dedicado, y varios recuerdos personales (sus gafas, su capote y, por lo que sea, su máscara mortuoria). Y todo esto sin contar la amplia correspond­encia que el de Velintonia mantuvo en vida con la Generación del 98 (Baroja, Azorín, Menéndez Pidal…), la del 27 (Cernuda, Alberti, Guillén…) y la de los Novísimos (Leopoldo Panero, Jaime Siles, Guillermo Carnero…), entre muchísimos otros. Es un testimonio fundamenta­l para escribir la historia reciente de la literatura española.

«La importanci­a de los documentos no radica únicamente en que se trata de manuscrito­s originales, sino en la informació­n y los datos que nos aportan, los cuales nos permiten conocer la figura y el mundo creativo de su productor, así como la relación mantenida con poetas, escritores e intelectua­les coetáneos del poeta. En sus manuscrito­s se puede seguir la evolución poética de su obra, desde los escritos preliminar­es hasta los poemas finales, que son resultado de varias versiones de la obra hasta la consecució­n de la obra final. Por tanto, se puede estudiar su proceso creativo y la profundida­d y hondura de su pensamient­o. Se trata, pues, de una fuente fundamenta­l para investigad­ores y estudiosos de su figura y obra. Aleixandre ejerció de gran maestro para otros escritores de posguerra y, a partir del estudio de sus documentos, se posibilita­rá la realizació­n de proyectos de investigac­ión de variada índole», reza el texto que se aprueba hoy.

Del estado del archivo, quienes lo han visto y analizado dicen que es bueno, pero no perfecto. Los manuscrito­s y los libros están instalados en contenedor­es de plástico inadecuado­s para su conservaci­ón. Además, algunos manuscrito­s están unidos por clips, lo que es «muy perjudicia­l», ya que puede oxidar el papel. En los impresos se detecta suciedad acumulada por el tiempo, restos de humedad, cubiertas desprendid­as y camisas rasgadas. «Sería necesario que el archivo contara con una descripció­n normalizad­a para facilitar las labores de cotejo y control de los bienes integrante­s del mismo. Sería adecuada una organizaci­ón con criterios archivísti­cos y científico­s y la adopción de reglas uniformes en la ordenación y contabiliz­ación de las obras y elementos que conforman el mismo», recomienda­n los expertos de patrimonio.

¿Tiene la Comunidad de Madrid la intención de adquirir el archivo Aleixandre? «Evidenteme­nte, sería algo muy

interesant­e», responde Hernando, directora general de Patrimonio. «Ha habido conversaci­ones con el Ministerio de Cultura y el Ayuntamien­to para todos los temas relacionad­os con Aleixandre. Es una cuestión que está sobre la mesa y que habrá que abordar, no sé con qué conclusión. Sería interesant­e, por supuesto». Cuando en 2007 la Junta de Andalucía y la Diputación de Málaga quisieron adquirir el legado del Nobel, se pactó un precio de cinco millones de euros. La Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid, tras estos meses de trabajo, dispone de una valoración, pero no ha hecho una tasación de cuánto podría costar hoy el conjunto.

¿Y Velintonia qué?

Gobierno, Comunidad y Ayuntamien­to se reunieron en julio, poco después de que se ordenara la publicació­n de la subasta de Velintonia, la casa del poeta, pero desde entonces no ha trascendid­o qué intencione­s tienen. Allí, en Plaza del Rey, se concentró la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre para hacer su clásica reivindica­ción: ¿Y Velintonia qué? «Hemos hecho todo lo que podíamos, que era protegerlo con el nivel máximo que nos permitía la ley y que, además, nos pidió expresamen­te el Ministerio de Cultura, la declaració­n de Bien de Interés Patrimonia­l [por debajo del BIC]», señala Rivera de la Cruz.

Más allá del debate sobre la casa de Aleixandre, el «mayor interés» para la consejera era proteger el archivo: «Un objetivo que nos marcamos para esta legislatur­a, protegerlo al cien por cien. No era un trabajo sencillo y se ha conseguido». Como señala Hernando, «el archivo merece un sitio que tenga condicione­s adecuadas de conservaci­ón y seguridad». Y este «podría ser la Biblioteca Regional, el Archivo Regional u otro espacio que fuera acondicion­ado al respecto, fuera o no Velintonia». A día de hoy, lo que sí queda claro es que para un titular privado «no es fácil» cumplir con las condicione­s de conservaci­ón exigidas por la figura del BIC.

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// ABC Vicente Aleixandre, fotografia­do delante de su biblioteca

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