Muere Kirstie Alley Mira quién votaba a Trump
► La actriz de 71 años, reconocida por la serie ‘Cheers’, tenía cáncer. Defendía la cienciología y al expresidente de EE.UU.
Ciencióloga, seguidora de Trump y gorda. Ella misma decía estar harta de palabras como ‘plus size’. «Venga ya, somos gordas». Kirstie Alley, que murió el lunes en Florida a los 71 años de un cáncer descubierto hace poco, ha tenido que dar explicaciones por hacer lo que le ha dado la gana. En 1992 contó a Barbara Walters por qué se había unido a la Cienciología. Le ayudaron. Nacida en 1951 en Wichita en una familia católica, fue a la universidad en Kansas y se hizo adicta a la cocaína. En Los Ángeles ingresó en Narconon, un programa de rehabilitación afiliado a la iglesia de la Cienciología. Consecuente, también era contraria a la psiquiatría: «No me gusta. No creo que funcione. Creo que la mayoría de psiquiatras son neuróticos o psicóticos».
Kirstie Alley se incorporó a ‘Cheers’ en 1987, después de que Shelley Long dejara la serie tras la quinta temporada y siguió hasta la undécima, en 1993. 147 episodios. Su antipática Rebecca Howe, asignada por la nueva propiedad del bar para dirigirlo, le proporcionó cuatro nominaciones a los Globos de Oro y cinco a los Emmy como mejor actriz. Ganó los dos en 1991. En su discurso de aceptación del Emmy dio las gracias a Dios por que no hubiera tenido que esperar tanto como Ted Danson para conseguirlo (Danson fue nominado ocho veces antes de ganarlo). En 1994 ganó otro Emmy por la miniserie ‘La madre de David’. Su papel en la ‘sitcom’ de NBC era más divertido que el de Shelley Long. Era una máquina de chistes. Lo que desveló en 2019 fue que la grabación era siempre un caos. Portarse fatal era la norma. Y en eso incluía a Ted Danson y Woody Harrelson. Nunca prestaban atención, siempre estaban metidos en líos, nunca llegaban a tiempo a nada. Se hizo muy amiga de Rhea Perlman, la camarera Carla Tortelli. Tras su muerte, ha dicho que era una persona maravillosa y única, que su alegría de vivir no tenía límites, que no había conocido a nadie como ella.
La primera serie de Kirstie Alley fue ‘La escoba espacial’. También participaría en ‘Vacaciones en el mar’. E incluso estuvo más de una vez concursando en ‘quiz shows’. Fue ‘trekkie’ por su papel de teniente Saavik en ‘Star Trek II: La ira de Khan’ (1982). Era medio vulcaniana y medio romuliana con orejas puntiagudas. En 1985 intervendría en ‘Norte y Sur’, como la malísima y recordada Virgilia Hazard. Parker Stevenson, su segundo marido y padre de sus dos hijos, True y Lillie, era uno de sus hermanos en la ficción histórica. Después de ‘Cheers’, su serie más importante, y de protagonista, fue ‘El secreto de Verónica’ (1997-2000), también en la NBC, donde era la directora de una compañía de lencería. Su creadora y productora ejecutiva fue Marta Kauffman, creadora también de ‘Sigue soñando’ o ‘Friends. Decía de Alley: «Está loca y lo digo en el mejor sentido de la palabra».
De 1989 es ‘Mira quién habla’, donde coincidió con John Travolta, que sería su amigo del alma. En la versión original, la voz del niño era de Bruce Willis. En España, de Moncho Borrajo. Aunque siguió trabajando hasta 2020, la última producción destacable fue ‘Fat Actress’, donde decidió reírse de sí misma. De una actriz gorda en Hollywood. Incluso hizo ‘Kirstie Alley’s Big Life’ sobre su rutina de pérdida de peso.
En cuanto a su apoyo a Trump, se arrepintió de haberlo hecho público porque comprobó que a Hollywood no le gustan los actores conservadores. Pensó que no iba a volver a trabajar. Después de haber votado dos veces a Obama, no entendía nada: «Puedes cocinar metanfetamina y acostarte con putas, pero parece que no puedes votar a Trump… Me siento como si estuviera en un episodio de ‘En los límites de la realidad’». Creía que en la vida sólo se puede ser una misma, que es justo lo que nadie más puede ser.