Buscan rastros de ansiolíticos en el cuerpo de Gabriel
El juez quiere conocer si Ana Julia le dio fármacos antes de acabar con su vida
Tras la localización de una bolsa con ansiolíticos en el coche en el que Ana Julia Quezada trasladaba el cadáver
del pequeño Gabriel Cruz, el juez que instruye el caso, Rafael Soriano, ha requerido que se analicen los restos biológicos tomados durante la autopsia para determinar si en los mismos hay trazas de algún tipo de droga. La decisión del magistrado ha sido confirmada por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) y ha pillado por sorpresa a los padres, que desconocían dicha iniciativa judicial.
El magistrado pretende determinar si el niño de 8 años fue drogado por la autora del crimen o si los ansiolíticos intervenidos eran «para consumo propio» de esta mujer, que continúa en aislamiento en el módulo de mujeres de la prisión de El Acebuche. Para conocer este extremo es precisa la ampliación del informe preliminar de la autopsia y ello tendrá lugar una vez que al juzgado lleguen los resultados de los análisis solicitados al Instituto Nacional de Toxicología de Sevilla.
La familia, que aún no cuenta con representación legal para personarse como acusación, ha decidido mantenerse en silencio para no entorpecer la instrucción del caso. De ésta dependerá la calificación de los delitos, dado que si efectivamente el niño fue drogado la versión ofrecida por Ana Julia Quezada de que le golpeó mientras se peleaban –ya cuestionada– caería en saco roto. Según su relato, Gabriel se subió al coche por su propio pie con el propósito de acompañarla hasta la vivienda de Rodalquilar que estaba siendo reformada.
«Macabro plan criminal»
En el auto de ingreso en prisión dictado por el magistrado, éste defiende que la detenida actuó en todo momento guiada por un «macabro plan criminal» con la intención de acabar su vida. Si bien ésta esgrimió durante su declaración ante el juez que acabó con la vida de Gabriel por sofocación tras haber discutido con él.
«Resulta presuntamente incuestionable la participación de la detenida Ana Julia Quezada en la muerte del menor y se infiere una malvada voluntad dirigida especialmente a asegurar la comisión del crimen», señala en su escrito el juez, que alude a las «expresiones vejatorias» vertidas por esta mujer contra el niño cuando trasladaba el cadáver desde la casa de Rodalquilar hasta su piso de Vícar. Dichos comentarios e insultos fueron grabados mediante la colocación de micrófonos por parte de la Guardia Civil en el coche de ésta.
El magistrado apunta que Quezada «aprovechó un momento temporal en que sabía que iba a estar a solas con el niño», al que mató asfixiándole, y destaca que lo enterró en un «hoyo que previamente había hecho».