UNA RAYA EN EL AGUA
En la política española abundan los baltasares incapaces de entender el signo de los tiempos CARISMA SOBREVENIDO «Puede haber un problema en el nuevo Gobierno: que Cs no acabe de creérselo. Por ahora se les ve poco satisfechos»
invitado estelar a Mario Vargas Llosa, quien disertará sobre «La sociedad abierta y sus enemigos», que es exactamente el título de un viejo libro de Karl Popper. Aquel concepto de «sociedad abierta» postulado por Popper ha sido en nuestros días reelaborado por quien sin duda es su discípulo más devoto e influyente, el especulador financiero George Soros (quien no en vano ha elegido el marbete de Open Society para englobar todas sus fechorías). Hoy por hoy, la «sociedad abierta» es aquella que postula la «diversidad» étnica, cultural, religiosa y sexual; o sea, el zurriburri multicultural y el supermercado de derechos de bragueta que tanto convienen al Dinero, para destruir los vínculos de cohesión de los pueblos, erosionar sus tradiciones, expoliar las economías nacionales y ponerlas al servicio de la plutocracia transnacional. Nadie podrá decir, desde luego, que el discurso de Mario Vargas Llosa sea solapado o ladino: son constantes sus loas desmelenadas a esa revolución neoliberal que para triunfar necesita –en palabras de Walter Lippman, uno de sus principales ideólogos– «una ingeniería que debe extenderse a todo el orden social por entero»; y, en plena congruencia con este postulado, siempre se ha mostrado un rapsoda ferviente de lo que la derecha neocón y el catolicismo pompier denominan, en plan conspiranoico y panoli, «marxismo cultural»; y que no es otra cosa sino liberalismo radical y sin complejos.
A esta faceta de paladín entusiasta de la «sociedad abierta» (que, en realidad, es una disociedad que convierte a los pueblos en papilla amorfa e inerme) suma Vargas Llosa un patriotismo muy rarito que alterna proteicamente las soflamas antiseparatistas con el offshoring panameño y el escamoteo fiscal. Si Pablo Casado fuera capaz de interpretar los signos de los tiempos, se daría cuenta de que las ideas de Vargas Llosa –que tal vez engatusen a sus votantes más ingenuos– son las mismas ideas dañinas que postulan Soros y compañeros mártires. Pero Pablo Casado carece de ese don; y por eso, pese a todos sus esfuerzos, pierde votos, mientras una mano misteriosa escribe con letras de fuego: Mane, Tecel, Fares. En lugar de banquetear con Vargas Llosa, haría bien en escuchar al profeta Daniel.
«ESTO debe de ser el carisma: fíjate que hasta parece más alto». Moreno Bonilla no es de baja estatura pero uno de sus compañeros de partido se permite el sarcasmo ante la cola de invitados a la toma de posesión que aguarda para darle al nuevo presidente andaluz la enhorabuena y un abrazo. «La verdad es que estos días ha crecido incluso como orador parlamentario. Pero mira toda esa gente del besamanos: la mayoría despreciaba su liderazgo y algunos hasta le decían que tenía apellidos de árbitro. El poder, amigo, que obra milagros, hasta el de juntar aquí a Mariano, Soraya y Casado. Eso hay que reconocérselo a Juanma, que no haya renegado de quienes lo pusieron al mando y lo sostuvieron tras los primeros fracasos. A propósito, ¿tú has visto por aquí a Albert Rivera o algún líder nacional de Ciudadanos? Lo digo porque, que sepamos, el Gobierno de la Junta va a ser paritario y el pobre Juan Marín está más bien desarropado. Sus jefes han debido de considerar que éste no es su acto...».
«Ése puede ser un problema: que Cs no acabe de creérselo. Que no se sienta cómodo en coalición, que se vea en un papel subalterno. Y no sólo por Vox, sino por falta de convicción en lo que están haciendo. Yo creo que si hubiese sido por ellos se habrían quedado fuera, apoyando el programa común desde el Parlamento, pero saben que su electorado no lo iba a aprobar y no podían permitirse ese riesgo. Se les ve poco satisfechos. Supongo que será cuestión de tiempo y que en cuanto se sienten a gobernar se les encajará el cuerpo. Entre otras cosas, porque no van a tener más remedio y porque, les guste o no, ya están bajo el fuego del PSOE y Podemos. Nada cohesiona más que un enemigo externo».
«En estos casos es fundamental el peso del partido, y el del PP es mucho mayor por historia, por implantación, por costumbre... y por clientela, sería absurdo omitirlo. En Cs están buscando gente fuera para ocupar puestos decisivos. El problema de Juanma es distinto: tiene que mantener un cierto equilibrio interno a la hora de reclutar el equipo. Ten en cuenta que había sectores, incluso provincias, que no lo han reconocido, y que hasta hace nada pretendían pasarle factura por su sorayismo. Las vueltas que da la vida: hoy se presenta en la Convención nacional como uno de los principales activos. Y a Susana, ya ves, los suyos le están enseñando la puerta y afilando los cuchillos. Por cierto, que Marín se queja de que le ha retirado el saludo después de haber estado tan bien avenidos…».
«¿Qué si esto va a salir bien? Yo creo que habrá un buen comienzo: bajadas de impuestos, cierre de algunos chiringuitos, supresión de la subasta de medicamentos... Después ya veremos, dependerá mucho del ciclo electoral que hay por medio. Para mí la principal dificultad consiste en evitar que parezcan no uno sino dos gobiernos. Y no tengo ninguna seguridad de que a medio plazo Cs no acabe rompiendo...».