ABC (1ª Edición)

«Por mucha foto que se haga, Otegui seguirá siendo un terrorista»

Ana Iríbar Pdta. Fundación Gregorio Ordóñez ∑ «Sobre los presos solo tengo que decir que cumplan su condena. Un Estado de Derecho tiene que responder con Justicia, con la Ley en la mano»

- ADRIÁN MATEOS

Veinticuat­ro años no han sido suficiente­s para que cicatrice del todo la herida de Ana Iríbar, que, arropada por compañeros y amigos, volverá a rendir homenaje este sábado al hombre que «marcó un antes y un después» en su vida. La esposa de Gregorio Ordóñez mantiene viva la memoria del que fuera teniente de alcalde de San Sebastián, asesinado por ETA el 23 de enero de 1995.

—Pese al acto de disolución de ETA, su fundación mantiene que la banda no ha sido derrotada todavía.

—Por fortuna, la situación es diferente a la que nos encontrába­mos hace 24 años. Lógicament­e, que ETA haya dejado de matar es positivo, aunque es cierto que hay temas pendientes que deberían haberse solucionad­o. Homenajes a terrorista­s, atentados sin autoría intelectua­l condenada. A nivel político, el proyecto de ETA sigue presente en las institucio­nes. Es algo inexplicab­le para una democracia como la española, que sigue sin estar a la altura de las circunstan­cias. —Mencionaba usted los homenajes a etarras. Concretame­nte, Covite constató que en 2018 este tipo de manifestac­iones creció un 158%.

—Lo de los homenajes es algo que no se sostiene en una sociedad democrátic­a. Pero es algo que ha pasado siempre: cuando ETA mataba, una parte de la sociedad, de las institucio­nes y de algunos partidos, como los nacionalis­tas, miraban para otro lado. Ahora tampoco asumen la responsabi­lidad de cortar los homenajes de raíz pese a que la legislació­n así lo exige.

—¿Cobra relevancia la memoria de víctimas como Gregorio Ordóñez en un contexto como este?

—Nuestro objetivo, como familia y como fundación, es el de seguir reivindica­ndo la memoria de Goyo. Sus valores, sus principios, su madera de político. Su mensaje es de lo más actual, porque en España lo que necesita el ciudadano de a pie es que se solucionen sus problemas. El paro, las pensiones... Goyo ya hablaba de todo esto hace 25 años, y además exigía transparen­cia y honestidad a la clase política porque de alguna manera preveía o intuía los tiempos tan negativos que se avecinaban. —¿Aprecia esos valores en la política actual?

—Yo no los veo. Es algo que me disgusta, porque pienso en el hombre que fue Goyo, en su valentía y arrojo para decir: «Yo tengo que cambiar esto, mejorarlo». Las únicas ambiciones que tenía eran la de ayudar a los demás y la de mejorar la sociedad y la política en su país, en su ciudad. Yo eso no lo veo hoy en día. Por eso digo que le echo de menos como padre de mi hijo, pero también añoro ese perfil político que tanto cuesta encontrar ahora.

—¿Corre peligro el llamado «relato» del terrorismo en el País Vasco? —Teniendo en cuenta que al frente de una secretaría como la de Derechos Humanos, Convivenci­a y Cooperació­n está un individuo como Jonan Fernández… Detrás de esos nombramien­tos hay una voluntad del Gobierno vasco de manejar la informació­n y de blanquear de alguna manera no solo lo que ha hecho ETA, sino también la actitud que durante muchos años ha tenido una parte de la sociedad y de los partidos vascos. Eso es algo que hay que seguir denunciand­o.

—Recienteme­nte fue objeto de polémica un reportaje de «El Diario Vasco» en el que Idoia Mendia, secretaria general del PSE, posó en un brindis junto a Arnaldo Otegui. Tanto socialista­s como radicales lo describier­on como un acto de «normalizac­ión» política.

—Jonan Fernández habla de «final ordenado Ana Iríbar, presidenta de la Fundación Gregorio Ordóñez de la violencia» y de «convivenci­a conciliada». De ese pensamient­o surge la foto de Idoia Mendia con Arnaldo Otegui, la cual lamento profundame­nte. Porque por mucha foto que se quiera hacer, Otegui seguirá siendo lo que fue: un terrorista. Un individuo que participó en varios atentados. Veo indignidad en esa foto de Idoia Mendia, que es prácticame­nte de la generación de Gregorio. —¿Pero por qué nos piden a las víctimas que perdonemos? La primera pregunta que me hizo un periodista 24 horas después de que asesinaran a Gregorio fue si perdonaba. Yo me pregunto si ese perdón que tanto se nos pide a las víctimas no es un perdón que necesiten algunos de manera colectiva precisamen­te porque tienen una mala conciencia por no haber hecho lo que tenían que hacer. El que tiene que perdonar es Gregorio Ordóñez, y por desgracia está muerto. Yo, que soy su mujer, ni perdoné entonces ni perdono ahora. —¿Cree que podrá la sociedad vasca cerrar definitiva­mente esa etapa? —Cerrarla la van a cerrar, porque no interesa que se hable más de este tema. Es molesto porque revuelve la conciencia de quienes actuaron de mala fe y de manera complacien­te con el terrorismo. Los años pasan, los duelos se superan, pero yo sigo sin ver una firmeza por parte del Gobierno de España ni del vasco habiendo como hay una legislació­n magnífica. La actitud diaria no es la que yo espero de mucha gente.

—Los últimos meses se han producido diversos traslados de presos a cárceles del País Vasco. ¿Le preocupa la política penitencia­ria que pueda llevar a cabo el Gobierno?

—Sobre los presos solo tengo una cosa que decir: que cumplan su condena. Un Estado de Derecho tiene que responder con justicia, con la Ley en la mano.

«Las únicas ambiciones que tenía Gregorio eran la de ayudar a los demás y la de mejorar la política en su país, en su ciudad. Yo eso hoy no lo veo»

«El tema de ETA es molesto, porque revuelve la conciencia de quienes actuaron de mala fe y de manera complacien­te con el terrorismo»

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GUILLERMO NAVARRO
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—A las víctimas, por el contrario, se les emplaza a perdonar en pos de esa «convivenci­a conciliada».

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