SIN EXCUSAS NI DEMORAS
El relato de las andanzas de la cúpula anterior del BBVA con el comisario Villarejo, con ocasión de las operaciones «hostiles» que acosaron al banco, aparece en los medios con una cadencia agobiante. Cada episodio que conocemos es más tétrico y más sórdido. Los organismos reguladores están preocupados, los empleados alucinados, los accionistas escandalizados y los clientes sorprendidos. Tan es así que los nuevos rectores de la entidad no tienen tiempo para la duda y deben actuar ya de inmediato. Si lo que se ha publicado no se corresponde con la verdad deben denunciarlo con urgencia y encadenar un rosario de querellas. Pero, si tiene visos de ser cierto, tiene que tomar cartas en el asunto. Plantar cara a la situación, levantar un cortafuegos que proteja al banco y posicionarse con claridad al frente de los intereses que están obligados a defender y que no son individuales, sino los colectivos del banco. La reputación del BBVA está en entredicho y no puede dejarse arrastrar, ni un segundo más, por la ignominia de una serie gravísima de delitos.
Supongo que los organismos reguladores, en especial la CNMV y el Banco de España, estarán presionando fuertemente en ese sentido. Están obligados a ello. La banca ha sufrido ya el descrédito de las tropelías causadas por la injerencia política en las cajas de ahorro y lleva años sin salir de los juzgados en donde pierde caso tras caso: el asunto de Bankia de debate ahora en los tribunales, las cláusulas suelo y los impuestos de las hipotecas; las preferentes y un largo etc., han supuesto reveses importantes que han terminado por hacer jirones su reputación. Solo le faltaba una incursión de esta envergadura por las páginas del Código Penal.
El nuevo presidente, el nuevo CEO (supongo que estará alucinado) y, por supuesto, el consejo de administración tienen que aclarar el pasado; demostrar que se han cumplido todos los procesos de decisión obligados y que han funcionado todos los controles de ejecución establecidos. Y, si no es así, actuar en consecuencia. Y todo eso hay que hacerlo ya. Sin demora y sin excusas. En el código de ética del propio banco, tantas veces citado y alabado por ellos mismos, tienen la guía para su conducta. El Brexit no ha minado la confianza del máximo accionista de IAG. Desde Qatar Airways destacan el «liderazgo» del «holding» y prevén que el proceso de ruptura del Reino Unido con la Unión Europea «no alterará» a la industria de la aviación. Sobre todo porque ya hay una empresa, según Qatar Airways, que ya se está saltando la normativa comunitaria.
La regulación europea establece que la mayoría del capital de las aerolíneas debe estar en manos comunitarias. Una condición indispensable para poder realizar vuelos en el Viejo Continente y que podría provocar que Iberia perdiera su licencia si se produce un Brexit duro y Bruselas considera que la compañía es británica. Según Qatar Airways, este extremo no se producirá porque se alcanzará una solución pactada y, además, Bruselas «ya está mirando hacia otro lado con la propiedad de una compañía».
Interés en el «holding»
Fuentes comunitarias niegan tajantemente este supuesto y aseguran que el sector aéreo cumple a rajatabla su regulación. La normativa comunitaria no solo establece que más del 50% de una aerolínea debe estar en manos europeas. También estipula
Accionariado de IAG
En porcentaje Resto 53,18%