Honrarás a tu padre y a tu madre
Dios Todopoderoso nos entregó la ley que hombres y mujeres estamos comprometidos a meditar: los mandamientos. En la actualidad mucho se comenta sobre gente abandonada, pero con peor ingratitud si son ancianos. Dios amó en su ley a todos ellos, porque todos estábamos ya en su sabiduría. El abandono o escasísima dedicación podríamos confirmar en ciertos casos que no se producen por carencias materiales, sino precisamente por efecto del tiempo libre que la tecnología nos proporciona y que es aprovechada para aumentar la propia economía o dedicarse a disfrutar sus aficiones deleitosas. Las vivencias actuales en el concepto de la gracia de Dios no deben hacernos olvidar su más preciado amor a los humanos. Para los cristianos, en lo referente al discernimiento de este mandamiento, recordemos su amor representado en Jesús, en su agonía y en su última frase a Juan: «Hijo, ahí tienes a tu Madre. Madre, ahí tienes a tu hijo». Una advertencia de protector y otra de esperanza amorosa.