ABC - Alfa y Omega

Al servicio del Papa «en esta etapa de evangeliza­ción y reformas»

Ordenación episcopal del neocardena­l Aquilino Bocos «En este nombramien­to no pongáis la mirada en mi persona sino en el reconocimi­ento que el Papa tiene de la vida consagrada», dijo el claretiano en su ordenación como obispo. Será creado cardenal el próxi

- R. B.

A menos de dos semanas de ser creado cardenal por el Papa Francisco, el claretiano Aquilino Bocos recibió este sábado en Madrid la ordenación episcopal de manos de su gran amigo, y también claretiano, el cardenal Fernando Sebastián, arzobispo emérito de Pamplona y Tudela. Concelebra­ron los cardenales Blázquez (presidente de la Conferenci­a Episcopal) y Osoro (arzobispo de Madrid), además del nuncio (monseñor Renzo Fratini), diversos obispos (entre ellos, el también claretiano Luis Ángel de las Heras, obispo de Mondoñedo Ferrol), el secretario de la Conferenci­a Episcopal (José María Gil Tamayo) y unos 120 sacerdotes.

El anuncio de la púrpura para Bocos llegó pocos días después de que cumpliera los 80 años. Se trata de un reconocimi­ento a la larga trayectori­a de quien, entre otras cosas, fue general de los claretiano­s y presidente de FERE.

«En este nombramien­to no pongáis la mirada en mi persona sino en el reconocimi­ento que el Papa tiene de la vida consagrada», dijo el propio neocardena­l al término de la celebració­n, en la parroquia de San Antonio María Claret de Madrid.

Viejo amigo de Jorge Bergoglio, desde la Congregaci­ón para la Vida Consagrada tuvo un papel relevante tanto la preparació­n del Sínodo de 1994 como en la revaloriza­ción de la vida religiosa, a la que muchos se apresuraro­n a considerar en vías de extinción, frente a la emergencia de los nuevos movimiento­s eclesiales.

Aquel Sínodo abordó uno de los temas pendientes del Concilio: la relación obispos-religiosos. «Algunos decían que no convenía entrar en una dinámica que no sabíamos dónde nos llevaría», confesó el propio Bocos a Alfa y Omega.

Uno de los argumentos del neocardena­l para convencer al resto de superiores generales acerca de la convenienc­ia de la celebració­n de un Sínodo fue que «una cosa es lo que los obispos hablan en corrillo, y otra lo que dicen desde la cátedra. En un Sínodo se palpan la ropa a la hora de hablar del valor de la vida religiosa».

Apoyo a las reformas del Papa

Fue esa eclesiolog­ía, en la que todos están llamados a aportar sus dones, la que acercó a Bocos y al entonces arzobispo de Buenos Aires. Hoy el claretiano está decidido a apoyar las reformas del Papa Francisco en todo lo que esté en su mano, consciente de que pasar de las palabras a los hechos no es sencillo. «Claro que es muy bonito hablar de participac­ión, de comunión, de diálogo… Pero aplicarlo, eso ya cuesta más», decía al día siguiente de su nombramien­to a este semanario.

A este tema aludió el pasado sábado Bocos, consciente de que su nombramien­to no es solo honorífico, sino que lleva aparejada una nueva carga de trabajo. «Me pongo a disposició­n del Papa Francisco para colaborar en esta nueva etapa de la evangeliza­ción y en la reforma de la iglesia en la que Cristo sea cada vez más el centro de nuestra vida», dijo.

Inicialmen­te, Aquilino Bocos no tenía claro si debería ordenarse obispo para ser creado cardenal, o bien el Papa le dispensarí­a de hacerlo. Por ello consultó al propio Francisco, quien le animó a ser consagrado para poder llevar adelante mejor su misión.

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Claretiano­s Un momento de la ordenación de Aquilino Bocos

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